El misterio sobre la investidura del próximo jefe de Gobierno en España quedó develado ayer luego de que la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, anunciara que la primera sesión del debate se celebrará finalmente el 30 de agosto. La fecha surgió del consenso alcanzado entre el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, y el referente del Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, a quien el rey Felipe VI había encargado formar gobierno. La incertidumbre política se despejó parcialmente después de que el presidente del gobierno español en funciones aceptara las seis condiciones de Ciudadanos para negociar el apoyo a su reelección. Tras dos semanas de silencio, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, reconoció que esa fuerza estuvo en contacto con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), de Pedro Sánchez, y que ambas formaciones acordaron dialogar si fracasa la investidura de Mariano Rajoy.

Casi dos meses después de ganar las últimas elecciones y sin haber conquistado los apoyos necesarios para superar la votación de su investidura, Rajoy abandonó su habitual tono ambiguo y afirmó ayer que está en condiciones de acudir al debate del 30 de agosto. “A una sesión de investidura no se puede ir si no se tiene la certeza absoluta de que uno va a ser investido, por eso ahora voy”, dijo el jefe del gobierno desde el Parlamento, dando muestra de confianza en sus chances pese a que, sin la abstención de los socialistas, se dirige al fracaso político.

“Hemos dado un paso decisivo para formar gobierno y que no se repitan las elecciones”, dijo Rajoy en conferencia de prensa después de que Rivera confirmara que el PP aceptaba sus requisitos para sentarse a dialogar, relacionados con la lucha contra la corrupción y la regeneración democrática. El dirigente conservador dijo que además del apoyo de Ciudadanos, intentará que lo acompañe la Coalición Canaria, y que incluso si las negociaciones fuesen exitosas, no contaría con suficiente apoyo para formar gobierno, por lo que le pedirá al socialista Pedro Sánchez su apoyo o que plantee una alternativa.

“De no ser así tendríamos que ir a unas nuevas elecciones, y los que bloquean tendrían más culpa que los que queremos construir”, advirtió el líder conservador. Si pretende ser investido formalmente, Rajoy debe alzarse primero con la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados (176 votos), algo que no está a su alcance por el rechazo del PSOE a apoyarlo.

Aunque en los comicios del 26 de junio el PP obtuvo 137 diputaciones, le faltan 39 escaños para alcanzar la mitad más uno del total de bancas disponibles en la Cámara (350 asientos). Con todo, 48 horas después –el 2 de septiembre– podría ser electo por mayoría simple. Con el inicio del debate comenzará a correr el plazo de dos meses que tienen los partidos para elegir al presidente del gobierno, y si los intentos fracasaran, las terceras elecciones consecutivas llegarán en plena Navidad, el 25 de diciembre.

Luego de más de una hora de reunión con el mandatario, Rivera fue el encargado de anunciar que se abría una vía de negociación que indica un antes y un después en el camino de Rajoy para revalidar su cargo en La Moncloa. “Ciudadanos ha conseguido desbloquear la situación. El PP se ha comprometido a firmar el pacto anticorrupción –lo hará hoy–, y hoy (por ayer) mismo tendremos fecha de investidura”, celebró Rivera en conferencia de prensa.

Rajoy ya había recibido el aval de su partido para negociar con los liberales el apoyo a su investidura, después de que Rivera planteara los seis requisitos para sentarse a dialogar: expulsar a cualquier funcionario imputado por corrupción política; eliminar los aforamientos; aprobar una nueva ley electoral; acabar con los indultos por corrupción política; limitar mandatos presidenciales a ocho años o dos legislaturas; crear una comisión parlamentaria para investigar el caso Bárcenas.

Sin embargo, Rajoy hizo lo que pudo por evitar blanquear su posición y mostrarse dispuesto a aceptar las condiciones del líder liberal, lo que provocó sorpresa e indignación tanto en Ciudadanos como en el resto de la oposición española. Ayer tampoco quiso pronunciarse sobre los planteos de Rivera, pero remarcó: “Cuando me comprometo a algo, lo cumplo”.

España se encuentra con un gobierno en funciones, liderado por Rajoy, desde que las elecciones del 20 de diciembre pasado terminaron sin un partido con suficientes bancas para formar gobierno por sí solo, algo que dio lugar a fallidas negociaciones entre las distintas fuerzas políticas. El bloqueo político y la falta de acuerdo, en gran parte resultante de la irrupción de Ciudadanos y Podemos, nuevas fuerzas que quebraron el histórico bipartidismo sostenido por el PP y el PSOE, volvió a registrarse luego de la repetición de los comicios, el 26 de junio.

Si los requisitos planteados por Ciudadanos son satisfechos, aún se tendrá que superar el escollo más complicado, lograr que los socialistas de Sánchez pasen del veto a la abstención en la votación de investidura de Rajoy. “Espero que el PSOE reflexione con el sentido de Estado que durante muchos años ha tenido”, aseguró Rajoy, quien adelantó que hoy mismo PP y Ciudadanos designarán los equipos negociadores para comenzar a dialogar sobre un acuerdo de investidura y no para formar gobierno. “Estamos poniendo todo de nuestra parte para que este país se ponga en marcha. Va a haber gobierno, en minoría, y un Parlamento reformista”, subrayó Rivera.

“Si hay algún político hoy en España que todavía haga cálculos y cábalas con unas terceras elecciones, yo le digo desde aquí que se lo quite de la cabeza”, sentenció luego de lograr que Rajoy ceda a sus condiciones, aunque ya no pide su cabeza a pesar de considerar que el líder del PP está manchado por la corrupción de su partido.