EL MUNDO › HABLA HASSAN, EX MILITAR Y HOY GUERRILLERO
“La guerra no ha terminado”
Por Jorge Marirrodriga*
Desde Bagdad
Vestido con un pantalón gris y una camisa clara, cercano a los 50, con el pelo teñido de negro y un gran mostacho, Hassan, un ex oficial de la Fuerza Aérea, se aleja totalmente de la parafernalia guerrillera de pañuelos beduinos y Kalashnikovs. “Soy un militar y me limito a cumplir órdenes. Nunca me gustó el teatro.” Asegura formar parte de una organización integrada por antiguos militares iraquíes responsable de varios ataques contra las tropas estadounidenses desplegadas en Irak y reitera un único mensaje dirigido a dos destinatarios: el ejército de EE.UU. y los iraquíes que apoyan su presencia en el país. “No tenemos nombre ni lo queremos. Somos los verdaderos sobrevivientes del ejército iraquí. Sabemos dónde atacar y cuándo hacerlo. Disponemos de recursos, información y estrategia política. Hoy Bush es más débil que nunca por las elecciones (las presidenciales del próximo noviembre). No quiere más muertos y eso es precisamente lo que va a tener”, explica el antiguo oficial mientras mueve suavemente en el aire un brazo en el que brilla un reloj de oro.
Cuando recibe, ya de noche, a este enviado en una casa de Bagdad, el ex militar rechaza el calificativo de terrorista. “No soy un asesino. La guerra no ha terminado, simplemente ha entrado en otra fase y es tan legítimo luchar en el campo de batalla como hacerlo en los pueblos y ciudades de Irak. ¿Acaso llamaban terroristas a la Resistencia francesa? Ellos son héroes y todo el mundo en Francia los admira. Por lo que sé, a De Gaulle se lo considera presidente de Francia y no el jefe de una banda de terroristas.” Sentado en un salón decorado con varios sofás de color azul eléctrico y dorado, y de cuyas paredes han sido descolgados cuadros y otros objetos, Hassan asegura que forma parte de una estructura organizada formada por ex militares iraquíes cuyo objetivo es forzar la retirada del ejército estadounidense de Irak. Hassan insiste en que sus objetivos son estrictamente militares y no reconoce explícitamente la autoría de ningún atentado de los que se le citan, pero los justifica y enaltece. Preguntado por el asesinato de siete agentes del Centro Nacional de Inteligencia españoles el pasado diciembre en la localidad de Majmudia, responde: “Aplaudo esa acción. Los españoles obedecen a los americanos y en cuanto se vayan, los españoles los seguirán”. El pasado jueves, cuatro mujeres que trabajaban en la lavandería de una base estadounidense fueron asesinadas a tiros cerca de Faluja. Eran civiles iraquíes e iban desarmadas. Sin abandonar el tono firme, el ex militar advierte que “todos aquellos que mantienen una relación directa o indirecta con el invasor son traidores a la patria y merecen morir”. Reconoce que hay un gran número de iraquíes que apoyan y colaboran con los estadounidenses, pero añade: “Todos tienen que saber que los traidores morirán”.
Sobre la pléyade de guerrillas –el Ejército de Mahoma, la Jihad Islámica o Yamal Islamiya, entre otros–, que aseguran estar luchando en Irak contra los estadounidenses, el antiguo oficial marca las distancias. “Aquí hay muchos grupos y personas luchando contra un enemigo común, pero los métodos y los objetivos son diferentes. Por ejemplo, yo nunca aceptaría la orden de que uno de mis hombres tenga que lanzarse con un coche bomba contra un objetivo. Eso es una atrocidad que niega el respeto por tus propios hombres.” Según el insurgente, hasta Irak han llegado personas procedentes de Siria, Líbano, Irán, Egipto y Afganistán, “que quieren hacer su guerra contra América”. Hassan hace un gesto con la mano y sonríe cuando se le interroga por grupos como la Jihad Islámica. “Hemos tenido contactos con grupos cuya lucha se basa en la religión, pero no somos como esa gente que sólo tiene en la cabeza que irán al Paraíso por matar americanos.” Según Hassan, la organización a la que pertenece se divide en células independientes que reciben órdenes y trasmiten datos mediante una red de informantes, la misma que les marca objetivos y les proporciona importantes informaciones a la hora de cometer los ataques. “En Irak, todo el mundo está habituado a observar, escuchar y contarlo luego. Sencillamente estamos empleando la habilidad en la que llevamos muchos años entrenándonos.”
Respecto de quién dirige verdaderamente a la resistencia iraquí –los servicios de inteligencia estadounidenses apuntan al ex vicepresidente Ibrahim al Duri–, el ex oficial resta importancia a quien sea la cabeza visible. “Los americanos siempre buscan un nombre. Ayer era Saddam, hoy es Al Duri y mañana quién sabe. Estamos estructurados en grupos independientes en los que uno no sabe lo que hace el otro, de forma que si uno cae, no resulta afectado nuestro objetivo principal, que es expulsar a los invasores.” Y no puede evitar una carcajada cuando es interrogado sobre dónde consiguen las armas. “En Irak sobran las armas y además los militares teníamos la información sobre dónde estaba todo. Podemos utilizar igual una granada RPG que el misil de un avión. Además, su uso no tiene secretos para nuestros hombres.”
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.