EL MUNDO › PERDONARON EN PAKISTAN AL PADRE DE LA “BOMBA I”
La punta del iceberg nuclear
Por Anne Penketh y Jan McGirk*
El presidente Pervez Musharraf perdonó ayer al “padre de la bomba atómica islámica” por vender tecnología nuclear a Irán, Libia y Corea del Norte, en uno de los mayores escándalos de proliferación de la historia. El presidente estaba tratando de poner coto a la bola de nieve que confirmó el peor temor del mundo: que Pakistán es el centro de una gran red de mercado negro de proliferación nuclear que todavía se está desenmarañando. “El Dr. Khan es la punta del iceberg”, dijo Mohammed El Baradei, el jefe de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA). El vocero de la agencia, Melissa Fleming, dijo: “Creemos que éste es el caso más serio de proliferación nuclear en tiempos recientes”.
Abdul Qadeer Khan tiene el status de un héroe nacional en Pakistán por su rol en el desarrollo de la bomba atómica como un freno vital contra la archirrival India. Las pruebas nucleares sorpresivas de Pakistán en 1998 pueden haber provocado el oprobio internacional y las sanciones de la ONU, pero esto estuvo ampliamente compensado en el orgullo nacional por el logro de Khan. El general Musharraf, por lo tanto, se tomó su tiempo antes de actuar contra Khan, a quien había despedido como director de su Laboratorio de Investigación Khan por la presión estadounidense después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Pero su vida estaba en peligro desde fines del año pasado cuando Irán les informó a los inspectores nucleares de la ONU que había comprado partes de su programa nuclear a Khan. En diciembre, Libia anunció que permitiría que los expertos internacionales desarmaran sus programas de armas de destrucción masiva. La AIEA, cuyos expertos viajaron a Libia, vieron que había evidencia que implicaba a Khan en las compras ilícitas del coronel Khadafy de equipos de uranio enriquecido. Islamabad despachó a sus propios equipos de investigación a Irán y Libia y luego, entre acaloradas acusaciones de la AIEA, detuvo a distinguidos científicos, ingenieros y oficiales del ejército para que hicieran “declaraciones”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: C. D.