SOCIEDAD › SIGUEN LOS OPERATIVOS EN BUSCA DE MAS AUTORES DE SECUESTROS
La punta del ovillo de la superbanda
Mientras la Justicia disponía la prisión preventiva del Negro Sombra por el secuestro de Ernesto Rodríguez, la policía buscaba a los prófugos. Las grabaciones y declaraciones que vinculan a los detenidos con los secuestros extorsivos más resonantes.
Por Horacio Cecchi
Ayer, los seis detenidos durante el operativo rescate de Ernesto Rodríguez aguardaban incomunicados que se les tomara indagatoria. Existía una razón dominante para la dilación: continuaban los operativos policiales. El hermetismo era total: por un lado, por el escándalo desatado por la transmisión de imágenes televisivas del enfrentamiento, lo que derivó en una investigación sobre las posibles filtraciones (ver aparte). Por el otro, porque continúa la búsqueda de otros integrantes de la banda. El caso todavía tiene ángulos demasiado extraños: “Qué hacían los pesados de la banda, juntos y armados –se preguntó un experto–. Al secuestrado lo cuidan siempre los perejiles”. Hay quienes sospechan que “les hicieron una cama” o que alguien sopló los datos. En ese caso, muchas miradas convergen sobre el Negro Sombra, detenido hace diez días. Pero al Negro Sombra ayer le dictaron la prisión preventiva, según el fiscal Jorge Sica, por su participación en el secuestro del padre del Corcho. Un informe de la Side señala su voz en varias grabaciones. La investigación analiza los vínculos entre el Negro Sombra, Tita, Lala y el Coco Carranza, otros acusados de secuestros extorsivos.
Ayer, el juez federal de Mercedes Héctor Echave dictó la prisión preventiva de Sergio Leiva Pérez, el Negro Sombra, a pedido del fiscal Sica y le dispuso un embargo de 500 mil pesos. El viernes había vencido el plazo para dictarla, lo que deja presuponer que hasta esa fecha no había demasiada evidencia en su contra. El Negro Sombra fue detenido el 21 de enero pasado junto con el remisero Hugo Ugarte y Cristian Nores. Estos dos últimos fueron liberados. Ugarte tuvo un papel preponderante: reconoció la voz del Jeta Medina (muerto en el operativo del miércoles) en las negociaciones con el Corcho Rodríguez.
Respecto del Negro Sombra, un informe de la Side entregado a la fiscal Rita Molina el 26 de noviembre pasado, indicaba que la voz que mantuvo las negociaciones en los secuestros de Leopoldo Andrada, Juan Cirielli y otras dos víctimas, López Blanco y Hanner, era la misma, pertenecía a un tal José, y que ese tal José era nada menos que el Negro Sombra. Habrá que recordar que el Negro Sombra se negó a grabar su voz ante el fiscal Sica, tras un supuesto ataque de nervios. Lo extraño es que el Negro Sombra no está imputado por ninguno de esos casos, sino por el secuestro del padre del Corcho. Allí, la voz negociadora sería la del Jeta. Y el Negro Sombra pidió al fiscal que revise los videos de seguridad del hotel alojamiento donde dice haber estado con su pareja, Catalina Senna, el 23 de diciembre, cuando don Ernesto era secuestrado. También, pidió que rastreen los movimientos de su celular aquel día.
Los vínculos de Leiva con el Lala López son tan difusos como ciertos. El Lala es de la villa San Cayetano, de Beccar. El Negro, de la villa Perejil, del Talar de Pacheco. Algunos dicen que ambas bandas estaban enfrentadas a muerte. Otros (vecinos de San Cayetano) aseguran que andaban juntos y se reunían en lo de Pinocho Zarrachini, en la San Cayetano. Los vecinos de San Cayetano aseguran que el Lala contaba con cobertura de la 5ª de Beccar y de un grupo de bonaerenses exonerados que trabajaban en una agencia de seguridad que custodiaba un barrio vecino.
El mismo día que detuvieron al Negro cayó el Tita Del Valle Desideri, prófugo del caso Belluscio (ver foto). Su nombre surge de la declaración del ex federal Juan Gómez, detenido por el secuestro de Mirta Fernández. También fue detenido Manuel Chara, Manolo o el Chileno (foto), acusado de participar en los dos secuestros, aunque hoy será apartado del caso Belluscio, según revelaron a Página/12 fuentes judiciales. Por el caso Fernández también fue detenido el Negro Leo Antúnez o Mario Ibarra. Lo detuvieron hombres de la 5ª de Beccar, supuestamente con 5 mil pesos del rescate de Fernández.
El lunes pasado, mientras Sica buscaba a don Ernesto, se topó con la secuestrada Cristina Taborda. Un día antes, en varios allanamientos, se detuvo a diez sospechados de pertenecer a la banda. Entre ellos, el CocoCarranza Millaguen (foto). Según los investigadores, la banda del Coco, la de Lala, la del Tita y la del Negro Sombra eran una misma banda cuyos integrantes actuaban en forma relativamente independiente pero vinculados entre sí.
La lista de detenidos en el caso Rodríguez podría ampliarse. La Bonaerense ayer continuaba buscando prófugos. Hasta el momento, los vinculados por el fiscal Sica en el caso son el Negro Sombra, Horacio Abel “Lala” López, Walter Alfredo Silva, Daniel Fabra Señorans, Juan Carlos Casciano, el Chelo Fabra (padre de Daniel) y Carolina, una joven de 23 años pareja de Casciano. El origen de sus detenciones es distinto.
El Lala, Silva, Fabra Señorans y Casciano fueron detenidos durante el operativo en la chacra de San Andrés de Giles. El Chelo y Carolina fueron detenidos un poco más tarde. Los tres primeros fueron capturados en la vivienda ubicada al frente de la chacra. El defensor del Lala, Juan Planes, insiste en que “no tiene nada que ver, estaba ahí ocultándose porque lo buscaban por el caso Belluscio”. El argumento resulta increíble. La chacra no parece el lugar más adecuado para pasar una temporada protegido.
Según los investigadores, Silva custodiaba a don Ernesto. Fabra Señorans es hijo del Chelo, dueño de la chacra. Según los investigadores, Señorans es quien conectó a la banda con el aguantadero. La situación de Casciano es más dudosa: es ex integrante de la Prefectura, dueño de una verdulería. En el ‘91 renunció al uniforme “porque estaba harto”, según un pariente, quien también aseguró que “estaba peleado a muerte con los de la chacra y los denunció en la comisaría porque le robaban pollos”.
Lo detuvieron porque salió de una casa vecina con una Itaka apenas empezaron los tiros. Carolina es su pareja. También la llevaron. Es probable que sea la famosa mucama a la que se hizo referencia en algún momento como entregadora. Carolina era mucama, pero del chalecito ubicado frente a la chacra allanada y no de don Ernesto. Además, una mucama entregadora resulta al menos exorbitante porque no tiene acceso a las cuentas y debería estar enterada de que su supuesto patrón desde hace 10 años no cruzaba una palabra con su hijo. Según versiones, el fiscal Sica acusa al verdulero y la mucama de tener en su poder un medicamento semejante al que debía ser administrado al secuestrado.