EL MUNDO › EL MARROQUI JAMAL ZOUGAM ES LA PISTA QUE CONECTA EL 11-M CON EL 11-S

Los mil y un contactos del detenido clave

Las investigaciones de la imbricación de la red Al-Qaida con los terroristas del 11-M avanzan paso a paso. Las conexiones de uno de los detenidos, Jamal Zougam, lleva a ramificaciones en casi todos los rincones del globo.

Por José María Irujo *
Desde Madrid

El detenido Jamal Zougam mantuvo vínculos con una de las personas que, según los investigadores, podría develar las lagunas de la cumbre que celebró en Tarragona, en julio de 2001, Mohamed Atta, de 33 años, jefe de los pilotos suicidas que protagonizaron el 11-S, y Ramzi Binalshibh, de 31, el yemení que coordinó el ataque en EE.UU. Zougam es el marroquí al que varios testigos de la matanza del 11-M han reconocido como pasajero de uno de los trenes.
Zougam, detenido el pasado sábado por agentes de la Comisaría General de Información porque supuestamente compró el teléfono móvil y la tarjeta prepago que se encontró en una de las mochilas con explosivos, conocía a Amer Azizi, un nombre familiar para los investigadores de la policía. Este individuo está huido y procesado por el juez Baltasar Garzón. Cuando el 10 de agosto de 2001 el juez de la Audiencia Nacional ordenó que se registrara la casa de Zougam, en el número 14 de la madrileña calle de Sequillo, fue encontrado un papel con la anotación del teléfono de Amer Azizi, aunque en realidad correspondía a la tarjeta de prepago del teléfono de este hombre.
¿Por qué tiene interés la relación de Zougam con Azizi? La respuesta que dan los investigadores es que este último conocía a Mohamed Belfatmi, de 26 años, un extremista argelino, natural de Tiaset, que supuestamente ayudó a Atta y Binalshibh durante el encuentro clave que mantuvieron en Tarragona ocho semanas antes del 11-S.
Agentes de la Guardia Civil que han seguido la pista de la cumbre de los suicidas en Tarragona consideran a Belfatmi como “la piedra filosofal” de este encuentro, que fue el último cara a cara entre el egipcio Atta y su lugarteniente yemení antes del trágico 11-S. El 3 de septiembre de 2001, 8 días antes de los atentados, el argelino Belfatmi, a pesar de haber obtenido su tarjeta de residencia, viajó a Madrid y pidió un visado para trasladarse a Pakistán. Ese mismo día tomó el vuelo TK-1938, que cubre el trayecto de Bruselas (Bélgica) a Estambul (Turquía) y enlazó con el TK-1056 procedente de Alemania, que conduce hasta la ciudad de Karachi (Pakistán).
En este último viajaba Said Bahaji, compañero de Binalshibh y Atta en el piso de Hamburgo (Alemania) en el que residía el comando suicida. Un piloto frustrado que no consiguió el visado para entrar en EE.UU. y en cuya agenda de teléfonos, intervenida por la policía alemana, figuraba el teléfono de la casa en Fuenlabrada (Madrid) de Imad Eddin Barakat, Abu Dahdah, de 39 años, el jefe de la presunta célula de Al-Qaida desarticulada en noviembre de 2001. Este ha criticado en una carta difundida ayer por su abogado, Jacobo Teijelo, “el atroz crimen” cometido el 11-M y asegura que es un “hecho salvaje e indiscriminado que no es propio de un buen musulmán”.
Por vía aérea
Belfatmi y Bahaji no sólo coincidieron en el avión. El 4 de septiembre, el compañero de Atta durmió en la habitación 318 del hotel Embassy de Karachi (Pakistán), y el argelino que abandonó Tarragona descansó en una habitación del mismo establecimiento, justo en el piso de abajo. Este encuentro en el avión y en el hotel de Karachi es para los investigadores una prueba clara de la relación del argelino con la célula de Hamburgo. Belfatmi había presentado su solicitud de residencia en la comisaría de Tarragona, y un mes después llegaron Atta y Binalshibh a esta ciudad catalana.
El 26 de mayo de 2001 sonó el teléfono (sometido a escucha desde 1995)de Abu Dahdah, el sirio que dirigía la presunta célula española de Al– Qaida: “Soy un hermano de religión... Debes conseguir las cosas pronto... Los hermanos tienen prisa...”. Era, según los investigadores, Mohamed Belfatmi, el extremista argelino que además de pedir ayuda, anunciaba su llegada a Tarragona. “Díselo a Amer Azizi y él me informará”, le cortó Abu Dahdah sin dar explicaciones.
Azizi estaba asociado con Driss al Chebli y mantenían frecuentes reuniones con Abu Dahdah. El primero, relacionado con el marroquí detenido ahora por el 11-M, enviaba muyahidines a campos de entrenamiento de Al– Qaida. Para el juez Garzón, ambos son el vínculo entre Belfatmi y Abu Dahdah. “La conexión de Belfatmi al comando autor del 11-S parece evidente, y su conexión con Abu Dahdah y otros miembros de la célula llevan a la conclusión de que éstos también les prestaron apoyo y cobertura”, asegura el juez en el auto que dictó en septiembre de 2003 en el que procesó a 35 personas.
¿Conocía Jamal Zougam a Belfatmi? ¿Sabía algo de la cumbre del 11-S que convocó Atta en Tarragona? Esas son algunas de las preguntas a las que los interrogadores del marroquí ahora detenido esperan respuesta.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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El centro telefónico en el barrio madrileño de Lavapiés, donde operaron los detenidos.
La mayoría de las preguntas aún aguardan respuesta en un caso que se ramifica sin cesar.
 
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