EL PAíS › LA CORTE REUNIO EN UNA AUDIENCIA A LOS DOS INTENDENTES DE SAN LUIS
La Justicia busca un arreglo político
Los acérrimos enemigos que reclaman la misma intendencia dialogaron en una audiencia reservada. La Corte les propuso que acordaran una nueva elección. No hubo respuesta definitiva, pero sí un compromiso de seguir negociando, sin fijarse plazos.
Crónica de una audiencia inédita.
Por Irina Hauser
“¿Ustedes aceptarían llamar a una nueva elección?”, preguntó el presidente de la Corte Suprema, Enrique Petracchi. Era una propuesta. Los dos intendentes que se disputan el mando de la ciudad de San Luis, María Angélica Torrontegui y Daniel Pérsico, empezaron a hacer muecas y a mirarse de reojo. Al final de la audiencia de conciliación, que se hizo ayer en el Palacio de Justicia, aceptaron empezar a discutir una salida política al conflicto que se desencadenó en noviembre, cuando ambos asumieron conducciones paralelas de la capital puntana. Pero no hay condiciones ni plazos para que se pongan de acuerdo. O sea, el problema de fondo no se desanudó. Pérsico, igual, se anotó un poroto: la intendente oficialista aceptó pagar sueldos que se negaba a liquidar desde febrero a los empleados municipales que no aceptaran trabajar bajo sus órdenes.
Aunque suelen llevarse a las patadas, Pérsico y Torrontegui cuidaron las formas frente a los cinco ministros de la Corte que los recibieron de lo más solemnes. Petracchi actuó como moderador, comandando un tribunal que asumía funciones de mediación política infrecuentes y que terminó, incluso, sugiriendo como solución una nueva convocatoria electoral para que el pueblo elija. Los supremos y los intendentes se sentaron enfrentados, rodeados de mesitas para apoyar vasos, dispersas sobre la alfombra roja.
Los mandatarios repasaron, con media hora a disposición, el conflicto desde su óptica. Pérsico, opositor al gobierno de Alberto Rodríguez Saá, llegó a la intendencia con las elecciones del 9 de noviembre que habían sido fijadas por su antecesor, Carlos Ponce, y que no fueron reconocidas por los Rodríguez Saá. Torrontegui alcanzó el poder en comicios del 23 del mismo mes convocados por el Superior Tribunal provincial que anuló los que habían consagrado a Pérsico. Cada quien se cree un intendente legítimo. Pérsico está instalado en la sede municipal porque llegó primero. A Torrontegui le acondicionaron unas oficinas en la Legislatura local.
La pelea recaló en la Corte por varios recursos que presentó Pérsico. “Nosotros podemos fallar, pero lo mejor es que ustedes acuerden”, pidió Petracchi. Alta, delgada, pelo corto a la garçon, emperifollada en una minifalda azul, Torrontegui dijo: “Como dirigente política estoy dispuesta a someterme a todos los comicios necesarios, pero debo consultar con los representantes comunales”. Pérsico, robusto y de traje gris, sostuvo: “Acepto una nueva elección si se respeta la autonomía municipal y se dan garantías políticas y judiciales”. Sus abogados, Ricardo Gil Lavedra y Alberto García Lema, dejaron picando una advertencia ante el tribunal: la Constitución puntana autoriza a su Ejecutivo a intervenir municipalidades.
Petracchi aconsejó algunos pasos previos ante la evidencia de que la polémica tiende a alargarse y que para ambos intendentes es difícil adivinar un resultado electoral. Recomendó solucionar el problema de los sueldos que Torrontegui se negaba a pagar a los casi 700 empleados municipales que, en su mayoría, defienden a Pérsico. Días atrás una manifestación de estos trabajadores terminó en una brutal represión. La intendente en ejercicio aceptó, al final, saldar su deuda. Pero los abogados del intendente le pidieron que también derogara una ordenanza con la que estableció una eximición general de impuestos. Por esa medida, Pérsico la acusa de pretender asfixiar económicamente su gestión. En la audiencia, según testigos de la Corte, Torrontegui accedió al pedido.
Pérsico y su cortejo de colaboradores e hinchas salieron del encuentro disparados, con cara de satisfacción, hacia el despacho donde firmarían un acta de compromiso. Pero la dama adolfista no aparecía. Se había quedado en la antesala del viejo reducto de Julio Nazareno. Discutía por teléfono. “Deben ser los hermanitos (Rodríguez Saá)”, especulaban en el equipo de Pérsico. Pasaron dos horas hasta que Torrontegui irrumpió, con sus largos tacos aguja y su labial intacto. Sorpresivamente, el firmar el acta, dio marcha atrás con la derogación del decreto de eximición impositiva. La habían malinterpretado, alegó. Pérsico y sus abogados protestaron a coro: “Está induciendo a la rebeldía fiscal”.
Nadie jura, entonces, que irá a nuevas elecciones. Sí es una posibilidad a la que los intendentes se dijeron dispuestos. Lo que pactaron es seguir discutiendo, aunque más que hablar entre ellos cada uno llevaría su propia propuesta. El capítulo de especulaciones políticas, claro está, no formó parte de la audiencia, pero es medular. Pérsico prefiere una elección que los tenga a ellos dos como contrincantes únicos, mientras que la dama adolfista prefiere un comicio abarcativo (ver nota aparte). Ese detalle inquieta a los jueces, también preocupados por cómo se controlaría el proceso electoral y cómo se garantizará que se cumpla el resultado. “No nos podemos meter en eso”, coinciden dos supremos, que además se quejan porque el gobierno nacional no contesta sus consultas. ¿Y si no hay acuerdo entre las partes? La Corte ya le pidió opinión a la Procuración. Tiene dos caminos si se entrega a dirimir el entuerto: delegar la última decisión en el alto tribunal sanluiseño o revisar las decisiones de ese órgano –amigo de la familia reinante– en las que avaló a Torrontegui. Hasta ahora, hay final abierto.