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El secretario personal y portavoz del presidente Vicente Fox, Alfonso Durazo, abrió ayer una crisis política en México al anunciar que renunciaba ante las aspiraciones presidenciales de la primera dama, Marta Sahagún, para el 2006. “No puedo hacer abstracción de las implicaciones de la incursión de la primera dama en el inventario de eventuales aspirantes a la candidatura presidencial del oficialista Partido de Acción Nacional”, señaló Durazo en su carta de dimisión. Fox reaccionó rápidamente y nombró, en sustitución de Durazo, al actual subsecretario de Operación Turística, Emilio Goicoechea Luna y a Rubén Aguilar como vocero y encargado de los discursos del presidente.
Alfonso Durazo, procedente de las filas del opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI), era secretario personal de Fox desde el inicio de su gobierno, en diciembre de 2001. Durazo declaró que “por razones históricas, es nula la tolerancia de los mexicanos a tentaciones dinásticas”. “La alternancia rompió el molde de esa vieja cultura política. No lo reconstruyamos, particularmente en la conducción del proceso de sucesión presidencial”, añadió el alto funcionario en su misiva.
“El país ha avanzado políticamente para que una mujer llegue a la presidencia de la República; sin embargo, no está preparado para que el presidente deje a su esposa de presidenta”, señaló sin titubeos Durazo y agregó que había decidido salirse “del campo de juego y tomar el silbato de árbitro”. Durazo profetizó incluso que frente a una eventual postulación de Sahagún, “las reacciones llegarán incluso a la violencia política”. “Si las elecciones no se ganan en las urnas, se ganarán en la calle”, advirtió con tono dramático, tras señalar que el peso del protagonismo de Sahagún empieza a ser alarmante para el gobierno. “La competencia nos motiva, nos invita a que hagamos las cosas cada vez mejor”, declaró Sahagún hace un mes en la que no descartó explícitamente su candidatura por el oficialista PAN. Sahagún, quien fuera también vocera presidencial de Fox antes de casarse con él, es cuestionada por sus ambiciones presidenciales. La Fundación Vamos México encabezada por la primera dama está siendo sometida a una auditoría pues habría recibido fondos públicos provenientes de la Lotería Nacional, que se habrían destinado a fines proselitistas.