EL MUNDO › TESTIMONIOS DE EX EMPLEADOS DEL VICE DICK CHENEY
Travesuras del Sr. Petróleo
Por Rosa Townsend *
Desde Miami
Cuando a un camión nuevo de Halliburton se le pinchan las ruedas, en vez de cambiárselas lo abandonan en las carreteras de Irak. Sus empleados pagan facturas de hotel de 10.000 dólares al día y alquilan un coche por 7500 dólares al mes. Estos y otros muchos abusos los relatan en entrevistas con este diario ex trabajadores de la empresa que dirigió el vicepresidente Dick Cheney –y de la que todavía cobra–, que hoy van a testificar ante el comité del Congreso de EE.UU. que investiga el “patrón de fraude, abuso y despilfarro” de Halliburton en contratos de Irak por valor de 8200 millones de dólares.
Sus testimonios son corroborados por una auditoría de la Oficina de Intervención y por un informe del comité del Congreso que investiga a Halliburton, a los que este diario ha tenido acceso. La auditoría ha descubierto, entre otras irregularidades, que la empresa ha pasado una factura de 88 millones de dólares por 3,4 millones de comidas que nunca ha servido a las tropas. Y el informe revela un sobrecosto de 165 millones de dólares en la gasolina que Halliburton importa de Irak. Ambos documentos se presentarán hoy en la audiencia en la que testificarán los cuatro ex empleados.
“Lo peor es que a esta empresa no le pide (el Pentágono) rendir cuentas mientras no se destina presupuesto para cuidar a los soldados, que tienen que dormir hacinados y sin aire acondicionado, y sus familias en EE.UU. acuden a la beneficencia porque los salarios no les alcanzan para vivir”, dice Marie de Young, especialista de logística de Halliburton destinada en Kuwait, a 15 kilómetros de la frontera con Irak. De Young, de 50 años, renunció a ese puesto, por el que ganaba 80.000 dólares anuales, porque le parecía inmoral todo lo que veía, y regresó a EE.UU. para denunciarlo ante el Congreso. Piensa volver a Irak reenganchada al ejército como ex capitana en la reserva, cobrando una cuarta parte.
De Young vio por ejemplo cómo Halliburton hospedaba a un grupo de empleados en el lujoso hotel Kempinski de Kuwait, pagando una factura de más de 10.000 dólares la noche, a pesar de que el acuerdo con el Pentágono era que vivieran en tiendas parecidas a las de los soldados, lo cual hubiera rebajado la factura a 600 dólares. Vio también cómo le pagaba a una lavandería 100 dólares por bolsa de ropa cuando otras cobraban sólo 29 dólares. Y al vendedor de refrescos le pagaban por miles de “cajas” aunque sólo entregaba miles de “botellas”. Como parte de sus responsabilidades, De Young trató de reducir todas esas facturas, pero enseguida la cambiaron de puesto. “La cultura de Halliburton es de intimidación”, afirma. Y tuvo suerte, porque al conductor de camiones James Warren lo despidieron después de informar a sus jefes en Halliburton que “se abandonaban o quemaban camiones nuevos de 85.000 dólares”, y que además alguien les quitaba las ruedas de repuesto antes de que salieran en ruta.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.