EL MUNDO › EL “LEON DEL SENADO” HIZO SU APARICION EN LA CITA DE LOS DEMOCRATAS
La noche de Teddy para el nuevo JFK
En el segundo día de convención demócrata, el senador Ted Kennedy apeló a los valores del viejo partido –contrastándolos con los de la actual administración– para exhortar al voto por John Forbes Kerry. Se identifica con aquél la base más progresista de los demócratas.
Por Mercedes López San Miguel
El senador Edward “Ted” Kennedy fue la figura de renombre político del segundo día de convención demócrata. En su propia ciudad de Boston, dirigió un mensaje preciso y sobrio, en el que mencionó los “ideales” del norteamericano (de su partido) a ser recuperados en noviembre próximo, cita electoral. Su jugada está pensada para acompañar a su protegido John Kerry en la carrera a la Casa Blanca, que ahora está apelando a los valores tradicionales de los americanos –más vinculados al electorado de centro–. De todos los oradores de ayer –incluyendo a Ron Reagan, Howard Dean (primer favorito en las primarias demócratas) y a la esposa de John Kerry, Teresa Heinz–, Ted Kennedy era clave. Fue precisamente en las partidarias de principio de año cuando el nuevo JFK (John Forbes Kerry) se inspiró en la retórica de la lucha de clases del “león del Senado”. Y desde allí se aseguró su nominación.
Portador del apellido dinástico, Ted dijo ver en su apadrinado John Kerry un continuador de los viejos ideales de justicia social del partido. “Quienes conocen a John Kerry saben que él es un adecuado heredero de esos ideales”, afirmó Ke- nnedy en su intervención ante la Convención Nacional del Partido Demócrata en Boston. Esos ideales, dijo, han sido corrompidos durante el gobierno de George W. Bush, con “los excesos de Enron (compañía energética que protagonizó la mayor quiebra de la historia en EE.UU. en 2001) y los abusos de Halliburton –la mayor contratista en Irak, cuyo ex director es el actual vicepresidente, Dick Cheney– y “la políticas de miedo y favoritismo”.
Al parafrasear la famosa cita de Roosevelt, “lo único a lo que debemos tener miedo es al miedo mismo”, Kennedy proclamó que “lo único que debemos temer es a cuatro años más de George W. Bush”. Acusó al presidente de fomentar entre la población el miedo: a los atentados terroristas, al desmantelamiento de la seguridad social, al aumento del desempleo o al bloqueo del salario mínimo. “John Kerry ofrece esperanza, no miedo”, anunció Kennedy, quien denunció a los “falsos patriotas que aplastan a los que disienten”, porque “nos han engañado con su retórica en los últimos años, pero no les dejaremos que nos engañen dos veces”.
Kennedy, de 72 años, atacó a los republicanos acusándolos de ser un partido de división. “Nuestra lucha es contra la política del miedo del favoritismo, en nuestra propia época, en nuestro propio país”, insistió ante 5000 delegados reunidos en la convención. “Nuestra pelea es con aquellos que ponen sus propios y pequeños intereses delante de los intereses públicos.” Al igual que otros líderes demócratas que hablaron el lunes, como Bill Clinton, Kennedy marcó una enorme diferencia entre su partido y la administración Bush, a la que acusó de haber abierto una brecha entre el país y el resto del mundo. En la tribuna estaba sonriendo su sobrina María Shriver, la esposa del gobernador republicano Arnold Schwarzenegger y primera dama de California. Se la verá también en la convención republicana el próximo agosto. Kennedy agregó que el terrorismo y la proliferación nuclear, así como la pobreza, pueden ser combatidos, “pero sólo si el mundo trabaja unido y sólo si Estados Unidos contribuye a avanzar en la dirección correcta”.
Desde el comienzo del proceso de selección del candidato a la presidencia, Kennedy apoyó a su joven colega en el Senado, con quien se reunió en 1971 en Washington, a donde éste concurrió a protestar contra la guerra de Vietnam. “Vi en lo más profundo de su alma, vi la cólera, el sufrimiento y la pasión frente a una política fracasada”, contó Kennedy esta semana a la cadena ABC. “Tengo fe en John Kerry. Y creo que la gente se hará una idea cuando se lo designe oficialmente (mañana, al final de la convención), en el momento del primer debate”, fue otra declaración.
A pesar de las tensiones vinculadas a sus respectivas carreras paralelas, la de Kerry a la sombra de la de Kennedy, la relación se ha consolidado. Desde hace meses Ke- nnedy se convirtió en el abogado de Kerry, lo sigue en la campaña, explica su aparente distancia por timidez y defiende el voto de Kerry en favor de la intervención militar estadounidense en Irak, cuando él mismo votó en contra. “Estoy convencido de que si John Kerry hubiera sido el presidente de Estados Unidos, jamás hubiéramos ido a la guerra en Irak”, aseguró el domingo. Kennedy ya declaró en abril último —en plena posguerra sangrienta– que Irak se está convirtiendo en “el Vietnam de George W. Bush”, una parte de lo que el veterano senador llamó “la ruptura de la confianza con el pueblo norteamericano”. Ayer, dejó en claro que la confianza debe estar del lado del héroe de guerra.