EL MUNDO
El asalto norteamericano al enclave chiíta se prepara... y posterga
Durante los últimos días, los milicianos chiítas del Ejército de Mehdi han dado batalla a las tropas norteamericanas por el control de Najaf (sur). Estados Unidos dijo que esperaba dar un golpe final, cuando los combates se extienden a otras áreas del sur iraquí.
Por Donald Macyntire *
Desde Bagdad
Fuerzas norteamericanas daban señales de prepararse para lo que sería el asalto final en el enclave de los insurgentes chiítas leales al clérigo Muqtada Al Sadr en Najaf, en tanto la batalla por el control de la ciudad llegaba a su octavo día. Mientras tanto, un sitio web mostró un video ayer en el que milicianos decapitaban a un hombre sentado, rodeado por hombres enmascarados y armados, y a quien en un primer momento se identificó como un agente de la CIA –luego quedó desmentido–. El sitio web no atribuía el video a ningún grupo en particular.
Mientras las fuerzas norteamericanas –que se movían hacia áreas más seguras del antiguo cementerio de Najaf– eran blanco de ataques de mortero, el ejército norteamericano declaró que realizaba ejercicios militares en conjunto con la fuerza nacional iraquí, antes de la ofensiva. Hubo señales de que el asalto había sido temporariamente retrasado, cuando el marine norteamericano David Holhan declaró: “Los preparativos para iniciar la ofensiva están llevando más tiempo de lo previsto”. El funcionario de salud de la ciudad, Falah al-Mahani, dijo que los servicios de seguridad en crisis estaban causando una catástrofe real para los servicios de salud. Dieciocho soldados de su tropa fueron heridos en el combate, y agregó: “Las ambulancias no pueden llegar a los heridos ante el choque de los grupos. Estamos paralizados”.
Durante el día, continuaron las luchas esporádicas en el cementerio de Wadi Al Salam, luego de que los insurgentes afirmaron las posiciones de morteros cerca del sagrado santuario del Imam Ali y quemaron gomas en las calles fuera del complejo de la mezquita. “Seguimos presionando hacia el sur, y ellos siguen llegando”, dijo el capitán Patrick Mc Fall, de la Primera División de Caballería.
El combate se extendía a todas las áreas del sur, predominantemente chiítas. El ministro de Salud dijo que al menos 30 iraquíes habían muerto y 219 habían sido heridos, en cinco ciudades, incluyendo la capital. Fuentes médicas en la ciudad de Sadr informaron que 20 personas murieron y un testigo dijo haber visto cuatro ataúdes de niños. En Kut, a 62 kilómetros del sudeste de Bagdad, cuatro personas murieron, mientras la policía iraquí repelió los ataques del Ejército de Mehdi de Sadr a edificios gubernamentales y a la comisaría. Mientas tanto, seguían los combates nocturnos, en la ciudad sureña de Aman, donde tanques británicos patrullaban las calles, y 14 personas murieron, incluso “varios” militantes, y 42 fueron heridas, de acuerdo con fuentes de salud.
Entre señales confusas sobre el momento en que asestará el ataque final, algunas fuentes diplomáticas en Bagdad predijeron que Iyad Allawi mantendría su postura, antes de autorizar un asalto total contra los insurgentes en Najaf, a fin de no aumentar la temperatura en la conferencia nacional iraquí planeada para el fin de semana para elegir los representantes del nuevo consejo interino nacional que escrutará al nuevo gobierno. Varias agrupaciones –la de Sadr entre ellas– están boicoteando la conferencia. Por otra parte, Ahmed Chalabi, quien fuera el politico iraquí más favorecido por el Pentágono, retornó ayer para enfrentar su posible arresto por cargos de falsificación.
* De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Alicia B Nieva.