EL MUNDO › CHAVISTAS BUSCAN UNA GRAN DIFERENCIA PARA ASEGURAR LA GOBERNABILIDAD
Pinceladas rojo y blanco en la calle
A tres días del referéndum revocatorio –o ratificatorio– del mandato presidencial de Hugo Chávez, la propaganda por el No gana ventaja contra el Sí gracias a los planes sociales puestos en práctica después de la suba del precio del crudo y la recuperación de la empresa petrolera nacional.
Por Arturo Cano *
Desde Caracas
Si la realización del referéndum revocatorio del mandato presidencial de Hugo Chávez fue vivida al principio como una derrota por sus seguidores –que hasta tuvieron que desarticular el Comando Ayacucho, destinado a frenar la consulta–, los ánimos cambiaron a tres días de la votación. Y es que la campaña por el No –que confirmaría a Chávez en el poder– le ha dado una oportunidad única al oficialismo de revertir una imagen creada durante tres años por medios y encuestadoras de que “somos una minoría”.
Así lo dijo el vocero y coordinador internacional del Comando Maisanta, Samuel Moncada, director de la Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela, “el verdadero intelectual bolivariano”, según definen los chavistas. Este Comando, presidido por el mismo Chávez y formado por quienes encuentran en el presidente su única lealtad, se formó para asegurarse un triunfo en las urnas con la suficiente diferencia como para borrar nuevos conflictos a futuro. Bautizado con el sobrenombre del bisabuelo de Chávez –miliciano a principios del siglo pasado–, el Comando Maisanta ha desplegado una ferviente campaña, favorecida por los altísimos precios del petróleo y del retomado control de Petróleos de Venezuela, que le ha permitido al gobierno arrancar sus “misiones”, esos programas sociales que son el eje y motor de la campaña chavista. Gracias a esos ingredientes, hasta las encuestas anticipan una victoria para el oficialismo, por diferencias que van desde el 4 hasta el 30 por ciento.
En víspera del referendo, circulan en esta ciudad otros estudios ya no divulgados por las encuestadoras: estiman una diferencia de cinco a seis puntos, en favor de Chávez, en todo el país, y de dos a tres en las zonas urbanas. Demasiado poco, dirán los chavistas. Un final cerrado, estima Samuel Moncada, sería “casi tan malo como la derrota”, porque podría agudizar el conflicto y le daría nuevos aires a la confrontación. Por ello, subraya, “nuestro objetivo no es ganar por poco, necesitamos una ventaja gigantesca”.
Este domingo, poco más de 14 millones de venezolanos podrán acudir a las urnas para responder esta pregunta: “¿Está usted de acuerdo con dejar sin efecto el mandato popular otorgado mediante elecciones democráticas legítimas al ciudadano Hugo Rafael Chávez Frías como presidente de la República Bolivariana de Venezuela para el actual período presidencial?”.
La preguntita, claro, también fue motivo de conflicto, porque la oposición insistía en que incluyera la palabra “revocatorio”. Al final quedó como está y los dos bandos se lanzaron a armar sus ejércitos electorales.
La oposición, que consiguió 2,5 millones de firmas para hacer posible el revocatorio, dice contar con un “voto duro” de 4,3 millones de personas, que son las que alguna vez firmaron contra Chávez (aunque ahora se sabe que al menos algunos miles de firmas fueron inventadas).
“No volverán”, dice el cartel bajo el puente. Los radicales del chavismo todavía hacen pintadas en cualquier pared que se les ponga enfrente. Ni falta que hace, porque la propaganda del No –en rojo y blanco– al menos triplica a la del colorido Sí. Moncada también tiene una explicación para esta diferencia. Dice que, convencidos de la derrota en el referendo, muchos políticos de la oposición han preferido guardar su dinero para gastarlo en las campañas que vendrán inmediatamente después de la consulta popular. Pues si no bastara, Venezuela tiene elecciones de gobernadores y alcaldes en noviembre próximo (y los opositores quieren mantener sus seis gubernaturas y 150 alcaldías).
Eso, sin considerar la eventualidad de que Chávez perdiera. En ese caso, se convocaría a una elección en 30 días, para elegir a un mandatario interino que completaría el período (enero de 2007). Según Chávez, él mismo puede ir de candidato, aunque hay una resolución pendiente delTribunal Superior de Justicia. Aquí se da por sentado que tal resolución permitiría la candidatura del teniente coronel, pero que no se ha dado a conocer porque equivaldría a aceptar la posible derrota del oficialismo. De ganar Chávez, la oposición tendrá que esperar las elecciones de diciembre de 2006, en las que el presidente puede buscar la re-elección para el sexenio 2007-2013 (su única reelección posible, aunque todo el tiempo sus partidarios lanzan la consigna de “Con Chávez hasta el 2021”).
Rumores y guerra verbal
La oposición dice que Sí. Los chavistas que No. “¡Claro que sí!”, dice una mujerona que se desabrocha el pantalón, desde el anuncio espectacular en la autopista. “¡Carajo, entiendan que no!”, grita la pared en el Parque Central. Faltan tres días para el referendo revocatorio –ratificatorio, dicen los chavistas– y Caracas se baña de propaganda, de rumores y de una guerra verbal interminable.
En La Candelaria ha habido enfrentamientos entre opositores y chavistas, cuando los segundos desalojaron a los primeros que querían instalar un toldo de campaña, para repartir propaganda y hacer proselitismo. Pero en la mayor parte de los barrios se viven escenas inimaginables, por ejemplo, en los tiempos del paro. Chavistas y antichavistas reparten propaganda y aleccionan a los votantes en la plaza Chacaíto, sólo separados por unos pasos. Los golpes en La Candelaria y la denuncia de Jorge Rodríguez, rector del Consejo Nacional Electoral, de un extraño incendio en un edificio que él frecuenta, son hechos que causan dudas sobre la posibilidad de una elección pacífica. La violencia el domingo 15, dice Moncada, no será un arma chavista: “Somos los únicos que podemos garantizar que no habrá violencia, porque tenemos organización, unidad y un jefe que se llama Hugo Chávez”. Incluso los medios opositores reconocen que las campañas han transcurrido en un ambiente de calma general, que los enfrentamientos son hechos aislados. Pero en ellos algunos miran un anticipo de lo que vendrá cuando se conozca si Hugo Chávez sigue siendo presidente de Venezuela.
* De La Jornada. Especial para Página/12.