EL MUNDO › ADMITIERON QUE UNO DE LOS AVIONES
QUE ESTALLARON EL MARTES FUE POR TERRORISMO
Rusia ya vive bajo la sombra del 11-S
El hallazgo de un explosivo usado por chechenos en uno de los dos aviones rusos que estallaron el martes obligó al Kremlin a cambiar su versión inicial de que se trataba de un accidente. En el pasado, este tipo de ataques sirvió de aval a la represión. Y ahora, a un día de elecciones dudosas en Chechenia, esa perspectiva parece acercarse de nuevo.
Por Andrew Osborn *
Desde Moscú
Rastros delatores de un explosivo supuestamente utilizado por rebeldes chechenos fueron encontrados entre los escombros de uno de los dos aviones rusos que estallaron el martes pasado. Las autoridades finalmente admitieron que la catástrofe tenía todas las señales de un atentado terrorista. En lo que fue una humillante vuelta atrás sobre el tema, el FSB (Servicio Federal de Seguridad) dijo que al menos una de las caídas claramente era “un acto terrorista” y que se habían identificado una cantidad de personas que podrían haber estado involucradas en los ataques que mataron a 89 personas.
Se está investigando con urgencia a dos mujeres sospechosas de apellido checheno que viajaron en los aviones. Este descubrimiento se hizo mientras un desconocido grupo islámico autodenominado la Brigada Islambouli reivindicó la atrocidad diciendo que había cinco suicidas en cada avión con el objetivo de castigar a Rusia por su guerra no oficial en Chechenia. Ni la autenticidad del grupo ni la reivindicación han podido confirmarse todavía. La divulgación de que el desastre aéreo fue un acto de terrorismo vinculado al separatismo checheno es lo que estaban esperando el público y los medios. Sin embargo, seguramente traerá consigo una escalada de la ya tensa situación en Chechenia, donde habrá elecciones presidenciales el domingo próximo. La pista fue el descubrimiento de rastros de un explosivo llamado exógeno en las ruinas de uno de los aviones que iba rumbo a Sochi, una ciudad balnearia del mar Negro donde el presidente Vladimir Putin estaba vacacionando en ese momento. Normalmente es utilizado como elemento explosivo en bombas de artillería y torpedos. Para las fuerzas de seguridad rusas, ésta es una marca registrada chechena. Fue utilizada en la explosión de complejos de departamentos en tres ciudades rusas donde murieron más de 200 personas en 1999.
“Un estudio de los fragmentos del avión TU-154 encontró rastros de una sustancia explosiva”, dijo Sergei Ignachenko, un vocero del FSB. “Un análisis tentativo indica que se trata de exógeno. Durante el curso de la investigación encontramos información que nos permitió identificar a un círculo de personas que podrían estar involucrados en el acto terrorista.” Una mujer, identificada como S. Dzhebirkhanova, parece estar bajo sospecha en el caso del TU-154 en el que ella también murió, mientras que una mujer chechena llamada Amanta Nagaeva que estaba en el otro avión rumbo a Volgogrado también está sospechada de estar involucrada en el otro ataque (que todavía no ha sido confirmado).
Ambas mujeres aparentemente pudieron abordar los aviones sin mostrar sus pasaportes. Hasta ayer nadie había reclamado sus cuerpos ni había mostrado interés en su destino, aunque supuestamente un familiar, que no ha sido nombrado, de Dzhebirkhanova, se habría puesto en contacto. Fuentes cercanas a la investigación dicen que una bomba a bordo del avión rumbo a Sochi parece haber sido detonada en el baño trasero de la nave cerca del asiento donde aparentemente estaba sentada Dzhebirkhanova. Dicen que explosivos del tamaño de un jabón es suficiente para causar el estallido. Las suicidas chechenas femeninas no son un fenómeno nuevo. Son conocidas como “viudas negras”, porque muchas veces han perdido a sus maridos en el conflicto de 10 años con Rusia. Ya han golpeado en el centro del corazón de Moscú matando a cinco personas cerca del Kremlin el año pasado.
Aunque la confusión todavía recubre la investigación en curso, ahora pareciera que uno de los aviones envió una señal de alarma de secuestro mientras que el otro directamente envió un mensaje de SOS. El grupo que reivindicó los atentados amenazó ayer con más derramamiento de sangre “hasta que se detenga la matanza de nuestros hermanos chechenos”. “Nosotros, las Brigadas Islambouli, anunciamos que nuestros guerreros santos lograron secuestrar dos aviones rusos y fueron coronados con éxito,” declararon en un mensaje en Internet en árabe. “La matanza rusa de musulmanes todavía continúa y sólo terminará con una guerra sangrienta.” Khaled Islambouli fue un oficial del ejército egipcio que asesinó al presidente egipcio Anuar El Sadat en 1981 y era miembro de un grupo que luego se unió a Al Qaida. Un grupo llamado “las Brigadas Islambouli de Al Qaida”, que puede ser o no la misma organización, reivindicó el atentado contra la vida del primer ministro designado de Pakistán el mes pasado.
Rusia ha estado enfrentada duramente con una Chechenia independentista desde 1994, cuando el Kremlin invadió la república. Los analistas dicen que Moscú ahora tiene una excusa impecable para un nuevo ataque. “El gobierno podrá decir que la lucha contra los separatistas en Chechenia es la lucha contra el terrorismo internacional,” dijo Andrei Soldatov, un analista de seguridad. “Tan pronto como lo digan, pueden olvidarse de los derechos humanos en la región.”
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Ximena Federman.