EL MUNDO › EL BRITANICO KENNETH BIGLEY DEPENDE DE UN JUEGO DE PODER
Rehén del terror, de Bush y de Blair
Los secuestradores de dos norteamericanos ya decapitados y del rehén británico Kenneth Bigley habían demandado la liberación de dos prisioneras iraquíes. El gobierno interino de Irak la concedió, pero EE.UU. vetó la decisión.
Por Cahal Milmo y Kim Sengupta *
Desde Londres
El destino del rehén británico Kenneth Bigley estaba anoche en el eje de una feroz disputa diplomática, mientras reclamos iraquíes de que fuera liberada al menos una de las dos mujeres prisioneras bajo custodia estadounidense eran descartados por Washington. “Necesito su ayuda, porque usted es la única persona que puede hacerlo”, le rogó Bigley al primer ministro británico, Tony Blair, en un video difundido por Internet.
En un día de confusión y forcejeos sin precedentes, luego de que el cadáver de un norteamericano decapitado fuera identificado como el del rehén Jack Hensley, surgió un rayo de esperanza cuando funcionarios iraquíes dijeron que habían decidido liberar a Rihab Taha, una científica que desarrolló armas para Saddam Hussein. Pero la embajada norteamericana en Bagdad insistió que no deben hacerse tratos con los secuestradores, por lo que negó que fuera a haber alguna liberación inmediata de alguna de las dos científicas iraquíes cuya libertad demandan los secuestradores. La disputa va al corazón del problema de la soberanía, ante un gobierno iraquí interino evidentemente pasado por encima por las autoridades norteamericanas, que se suponía que habían dejado el poder hace tres meses. La familia de Bigley, un ingeniero civil de 62 años, temía que se hubiera convertido en un peón de un juego diplomático de magnitud mayor.
El rápido despliegue de los acontecimientos comenzó ayer temprano, luego de que el grupo Tawhid y Jihad (Unificación y Guerra Santa) de Abu Mussab al Zarqaui confirmara que el rehén norteamericano decapitado el martes era Hensley, el segundo de los norteamericanos en custodia. El video de su ejecución fue divulgado ayer por Internet. Advirtieron que el británico también moriría si no se cumplían sus peticiones de que se liberara a las prisioneras, aunque no establecieron ningún plazo.
Forzada a observar la lucha por el poder internacional desde su casa con balcones en Liverpool, luego de seis días de angustia, la familia de Bigley expresó esperanza de que la iniciativa salvase a su padre, cautivo en Bagdad con sus colegas norteamericanos desde el jueves. Paul Bigley, de 54 años, que vive en Amsterdam, dijo a este diario: “Esto es ganar o perder. Esperamos que los secuestradores vean las imágenes de las mujeres siendo liberadas. Pero no sabemos qué está ocurriendo, ni quién tiene el poder de ordenar las liberaciones. Esperamos que los secuestradores vean esta iniciativa, tengan un gramo de decencia y liberen a Ken”.
A media mañana, las autoridades iraquíes habían dado fuertes señales de que se estaban tomando medidas para cumplir con las demandas de los secuestradores, de algún modo o de otro. Kassim Daoud, el asesor de seguridad nacional del país, dijo que tres de los prisioneros que estaban bajo custodia norteamericana, incluyendo la doctora Taha, conocida como doctora Germen, serían liberados por falta de pruebas, pero no por algunos días. Daoud declaró que “los jueces decidieron darles libertad condicional. No ocurrirá hoy (miércoles), mañana, o pasado mañana”. Algunas declaraciones posteriores del ministro de Justicia iraquí sugirieron que una segunda científica que desarrolló armas, la doctora Huda Salih Ammash, podría ser liberada también. Pero tan pronto como surgía una mínima razón para el optimismo, una frenética marcha atrás del gobierno interino iraquí y la inflexible respuesta de Washington parecieron acabar con las esperanzas de la familia de Bigley.
10 Downing Street, criticada por la familia de Bigley por no hacer lo suficiente para asegurar la liberación del secuestrado, negó que haya habido algún pedido del gobierno británico para interceder a favor de la liberación de las mujeres. El vocero del primer ministro declaró: “Eso sería equivalente a negociar con los terroristas”.
Iyad Allawi, el primer ministro interino iraquí, admitió que su gobierno había revisado el estatus de los detenidos del régimen de Hussein. Pero luego de aparentes presiones desde Washington, Allawi negó que la revisión del estatus de los 14 prisioneros de alto perfil tuviera algo que ver con las demandas de los secuestradores.
El canciller británico, Jack Straw dijo en la Asamblea General de las Naciones Unidas: “Continuamos haciendo todo lo posible para asegurar una segura liberación de Kenneth Bigley pero sería inútil pretender que hay demasiadas esperanzas”. Se rumoreaba que los esfuerzos diplomáticos en curso incluían contactos entre funcionarios británicos y norteamericanos con clérigos musulmanes sunnitas vinculados a los grupos militantes. Pero las conversaciones informales con la Asociación de Académicos Musulmanes en Bagdad han fracasado en revertir la creencia sostenida por el grupo Tawhid y Jihad y por los clérigos de que las fuerzas norteamericanas tienen más prisioneras aparte de las dos científicas. El jeque AbdulSattar Abdul-Jabbar, miembro de la asociación, dijo que había “diez, tal vez cientos de prisioneras iraquíes en las cárceles de la ocupación que se suponían debían ser liberadas antes de esta tragedia.”
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página 12.
Traducción: Alicia B. Nieva.