EL MUNDO
La masacre que socava la idea de W. sobre Irak
Aunque Bush insista con que la situación en Irak está mejorando y su aliado británico Tony Blair redistribuya tropas a su pedido, la muerte de 49 reclutas iraquíes y un funcionario de Estados Unidos lo contradicen.
Por Kim Sengupta *
Desde Basora
Un grupo de 49 reclutas del ejército iraquí fue masacrado por presuntos seguidores de Abu Zarqawi, en uno de los peores actos de violencia de la insurgencia que puso en evidencia la desintegración de la seguridad en el país, apenas a una semana y un día de la elección norteamericana. Un diplomático estadounidense murió ayer en otro ataque con mortero en Camp Victory, cerca del aeropuerto de Bagdad, que fue reivindicado por el Ejército Islámico en Irak.
La emboscada, captura y asesinato de las tropas socava seriamente las afirmaciones del presidente George W. Bush de que la situación en Irak está mejorando y que el gobierno que se formará luego de las elecciones de enero será capaz de proveer estabilidad suficiente para que EE.UU. y Gran Bretaña puedan retirar sus fuerzas. Un sitio web islamista difundió ayer un comunicado atribuido al grupo radical de Abu Mussab Al Zarqawi –al que se vincula con Al Qaida–, cuya autenticidad no pudo ser verificada, en el que reivindica la masacre.
El ataque a los reclutas tuvo lugar cerca de Baba, 64 kilómetros al noreste de Bagdad, parte del triángulo sunnita en el que soldados británicos apostados en Basora (sur) comenzarán a replegarse en las próximas 48 horas. Ayer, las tropas del Black Watch tuvieron su última misa antes de su viaje a Iskandariah, cerca de Bagdad, para colaborar con las fuerzas norteamericanas que se preparan para su asalto a Faluja. El ex primer ministro británico John Major señaló ayer que las tropas británicas deban quedarse en Irak, por “muchos años más”, y predijo que su país no “estaba cerca del comienzo del fin” del conflicto. Major fue uno de los cuatro tories que lanzó un ataque al accionar de Tony Blair respecto de Irak.
Los asesinatos sirven de aliciente y confianza de los milicianos. Si bien cientos habían muerto en bombardeos y ataques mortales, ésta es la primera vez que han llevado a cabo una operación planeada con una cantidad tan alta de víctimas. Los cuerpos de los soldados, que estaban desarmados, fueron descubiertos en una ruta alejada. Habían sido obligados por los milicianos a acostarse con sus rostros hacia el suelo y luego fueron ejecutados con un disparo en la cabeza. El descubrimiento de los cuerpos tuvo lugar en otro día de asesinatos en Irak. Ed Seitz se convirtió en el primer miembro del personal diplomático norteamericano en ser asesinado en Irak, durante un ataque de mortero en la base militar Camp Victory, cercana al aeropuerto, severamente custodiada. Cinco personas más murieron en los ataques aéreos norteamericanos en Faluja. Seitz, un especialista de seguridad del Departamento de Estado, participó en las medidas de protección que tomaron los funcionarios norteamericanos. El año pasado investigó el intento de asesinato del secretario de Defensa, Paul Wolfowitz, considerado como uno de los arquitectos de la invasión de Irak, en Bagdad.
Ha habido varios informes de que los insurgentes se han infiltrado en el aparato de seguridad iraquí y han recibido entrenamiento y armas de los norteamericanos y los británicos mientras atacaban a otros miembros de la fuerza. Ayer un funcionario afirmó que la emboscada a los reclutas se debió a una confabulación. Los reclutas iban camino a sus casas en las ciudades de Amara y Kut desde las bases de entrenamiento de los norteamericanos fuera de Mandali, en el este de Irak, cerca de la frontera con Irán, en cinco minibuses. Habían dejado sus armas en la base e iban vestidos de civiles. Fueron detenidos en el cruce de las calles Baladruz y Badra, en la provincia de Diyala, por insurgentes vestidos como personal de seguridad en un falso puesto de control entre las tres y las cinco de la tarde del sábado. Los hombres armados dispararon a las llantas de los colectivos y tiraron granadas de propulsión misilística contra los motores del primero de los dos vehículos.
Los políticos iraquíes, incluyendo los del gobierno, han comenzado a expresar sus dudas sobre si con los crecientes ataques es viable llevar a cabo las elecciones en enero. Las Naciones Unidas, que tendrían un rol protagónico en la organización de las elecciones, bajo la resolución del Consejo de Seguridad, aún tiene cerca de 40 por ciento de su personal en el país. Los intentos para que los países miembros provean con tropas que custodien al personal de la ONU y que más funcionarios lleguen han fracasado, exceptuando un pequeño contingente de Fiji. Una escalada de violencia parece inminente ante un esperado asalto norteamericano en Faluja y la amenaza de los insurgentes de incrementar su campaña durante el mes sagrado musulmán de Ramadán.
En vez del esperado retorno de inversión extranjera y de asistencia de organizaciones humanitarias, el éxodo ha crecido ante el torrente de secuestros, con Margaret Hassan, la directora de Care International, la Organización Internacional de Asistencia en Irak, como su última víctima.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Alicia B. Nieva.