EL MUNDO › AL MENOS 62 MUERTOS EN DOS ATAQUES CONTRA LA COMUNIDAD CHIITA IRAQUI
La elección que se escribe con sangre
En un aparente intento de provocar una guerra civil entre religiosos, 62 chiítas fueron muertos ayer en dos de sus ciudades santas en Irak. El objetivo es parar las elecciones del 30 de enero, en las que los chiítas se impondrán por ser mayoría.
Por Patrick Cockburn *
Desde Bagdad
Atacantes suicidas se hicieron estallar en las dos ciudades santas chiítas de Najaf y Kerbala ayer, matando al menos a 62 personas e hiriendo a 129. Los ataques probablemente aumentarán la hostilidad entre las comunidades chiíta y sunnita a exactamente seis semanas del momento en que el país acuda a las urnas.
La primera bomba estalló en Kerbala en una estación de ómnibus al aire libre que siempre está atestada de peregrinos en camino a la tumba de cúpula dorada del imán Alí. La explosión dejó la superficie salpicada con los cuerpos de al menos 14 muertos y 39 heridos en la lluvia gélida. La segunda y aún más mortífera explosión llegó una hora después en la cercana ciudad santa de Najaf, donde una enorme multitud se había congregado para presenciar el funeral de un jeque tribal. “Una bomba estalló cerca nuestro”, declaró el gobernador provincial de Najaf, Adnan al Zurufi, quien estaba a unos 200 metros de la escena. “Vi a 10 personas muertas. Algunos fueron volados por los aires y llevados al hospital.” Inmediatamente hubo llamados de líderes chiítas a su comunidad para que no ejercieran actos de venganza pero también acusando a los musulmanes sunnitas conocidos como salafistas o wahabistas, como Al Qaida de Osama bin Laden, junto con ex miembros del Partido Baas, de estar detrás de los ataques.
Los líderes chiítas se han comprometido a participar en las elecciones del 30 de enero cuando esperan que su comunidad, que ronda un 60 por ciento de la población iraquí, gane una mayoría en la Asamblea Nacional. “Están tratando de gatillar una guerra civil intersectaria y evitar que las elecciones se desarrollen en fecha. Han fracasado antes y van a fracasar otra vez”, declaró Mohammed Bahr al Uloum, un respetado clérigo chiíta. Y agregó: “Los chiítas están comprometidos a no responder con violencia. Estamos decididos a ir a las elecciones y el ayatola Ali al Sistani lo ha hecho claro”.
Las bombas pueden ser el comienzo de una campaña contra los chiítas. Seis días atrás hubo una explosión en Kerbala que mató a 12 personas e hirió a 30 en un aparente intento de asesinar al clérigo chiíta Abdul Mehdi al Kerbalai, que estaba trasladándose a su oficina, y a quien se considera próximo a Sistani. Las divisiones entre sunnitas y chiítas se han profundizado desde el derrocamiento de Saddam Hussein. Sistani ha dicho que los 15 a 16 millones de chiítas, si bien se enfrentan a la oposición de Estados Unidos, no deben participar en la resistencia armada sino hacer sentir su fuerza en las urnas.
Los 4 a 5 millones de sunnitas, la columna vertebral del régimen de Saddam Hussein y los gobiernos iraquíes anteriores, generalmente han apoyado a la resistencia. Probablemente la mayoría se abstendrá de votar y por lo tanto tendrán una representación inadecuada en la nueva Asamblea Nacional. Los chiítas han sido objeto de ataques repetidos especialmente cerca de sus lugares santos, donde la seguridad es difícil de imponer y las multitudes son vulnerables. En marzo, y durante ceremonias anuales chiítas, una serie de explosiones mató a 170 personas en Bagdad y Kerbala.
Si los chiítas votan y los sunnitas no lo hacen el 30 de marzo, las divisiones entre las comunidades sólo pueden aumentar. Pero ayer incluso el movimiento militante liderado por Muqtada al Sadr consideró que la venganza era una trampa. “Una guerra civil sería el infierno”, dijo ayer un oficial de enlace del movimiento de Al Sadr. “El consenso es en contra de la revancha.” El primer ministro interino iraquí, Iyad Allawi, un chiíta secular proestadounidense, dijo que ya había anticipado un aumento de los ataques rumbo a las elecciones. “Por cierto que esperamos ataques, y también que los ojos de nuestro pueblo estén abiertos para informar a las autoridades y ayudarlas a hacer su trabajo”, declaró en la televisora Al Iraqiya. Los salafistas consideran a los chiítas como herejes del Islam. Les resultaría fácil enviar atacantes suicidas desde pueblos fundamentalistas sunnitas en torno de Latafiya en la ruta a Bagdad. La facilidad con que los combatientes de la resistencia pueden desplazarse en bastiones sunnitas de gran arraigo quedó subrayada ayer cuando tres funcionarios electorales iraquíes fueron abordados por 30 hombres armados en el centro de Bagdad a plena luz del día y muertos a tiros.
El ataque ocurrió en la calle Haifa, un peligroso bastión de la resistencia próximo a la Zona Verde, donde el gobierno interino iraquí y sus aliados estadounidenses tienen sus sedes centrales. Adei al Lami, un miembro de la Comisión Electoral Independiente de Irak, dijo que 30 hombres emboscaron un auto que llevaba a cinco empleados de la Comisión. Arrojaron granadas y dispararon ametralladoras. Arrancaron a tres de los empleados del vehículo y los hicieron arrodillarse. Allí les dispararon en la cabeza con revólveres.
Mientras tanto, tres grupos insurgentes han secuestrado a 10 iraquíes que trabajaban para una compañía de EE.UU., el Sandi Group, y dijeron en un video que los matarían a menos que la compañía se retirara de Irak. Los militantes dijeron representar al Ejército Mujaidín, la Brigada de la Bandera Negra y la Brigada Mutassim Bellah, todos grupos previamente desconocidos. Y divulgaron un video que mostraba a nueve rehenes encapuchados alineados contra una pared de piedra y un décimo rehén yaciendo en una cama.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.