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Por David Hearst y Sarah Hall
Desde París y Londres

El líder de extrema derecha Jean Marie Le Pen ha sostenido una campaña de guerra psicológica sobre el cansado cuerpo político de Francia al proclamar que podría vencer a su contendiente conservador Jacques Chirac en la recta final que tendrá lugar en una semana. El ex paracaidista de 73 años dijo a Le Monde que esperaría obtener el 30 por ciento de los votos -13 puntos porcentuales más de los que obtuvo en la primera vuelta– como una “gran derrota”.
“Estoy luchando por mucho más. Estoy buscando estar más cerca del 51 que del 40”, dijo Le Pen. Las predicciones del Frente Nacional se dan de bruces con las últimas encuestas de opinión realizadas por la organización CSA, que dio a Chirac el 81 por ciento de los votos y a Le Pen el 19. Pero la confianza del país en sus encuestadores ha disminuido luego de que Le Pen derrotara al primer ministro socialista Lionel Jospin en la primera vuelta. Los comentarios de Le Pen tenían por objeto aumentar las tensiones en la última semana de campaña.
Aún sufriendo el shock por los resultados de la primera vuelta de la votación, más de 200.000 personas tomaron las calles de las principales ciudades de Francia durante el fin de semana para protestar contra las medidas de extrema derecha del líder. Una amplia coalición de la izquierda, que incluía comunistas, anarquistas, anticapitalistas, sindicalistas, estudiantes e inmigrantes, marchó a través de las calles de París, Marsella y más de 20 ciudades. La columna de manifestantes en París incluyó al alcalde socialista de la ciudad, Bernard Delanöe, y al ministro de Medio Ambiente, Yves Cochet, que desafió al llamado del derrotado primer ministro, Lionel Jospin, para que sus ministros no participaran. También hubo grandes manifestaciones en las fortalezas sureñas de Le Pen. La policía dijo que más de 20.000 marcharon en Grenoble y en Marsella, 12.000 en Bordeaux y 10.000 en Nancy. Solamente en París, la policía desplegó más de 2000 oficiales, pero la policía antidisturbios se mantuvo a distancia y no hubo incidentes. Por momentos, la atmósfera era de estilo “carnaval” con la calle estocada de blanco fuera de la embajada. Canciones de la Resistencia Francesa fueron seguidas por un can–can y el himno antirracista de Zebda, un grupo pop del Tolouse de Le Pen.
Preocupado por el voto de sus propias filas conservadoras, Chirac estuvo fuera de las grandes ciudades francesas, concentrándose en el voto rural. En la ciudad de Nontron –con una población de 3000 personas– Chirac advirtió a los granjeros sobre el efecto que las medidas que Le Pen propone tendrían sobre la política común agrícola. Pocos esperan que la atmósfera carnavalesca dure mucho más. El miércoles cuatro manifestaciones rivales van a tener lugar por el 1º de Mayo alrededor del Frente Nacional pasando las dos estatuas de Juana de Arco en París. Le Pen mismo va a marchar con una custodia de 400 miembros de su “Departamento para la protección y la seguridad” (DPS).
La marcha del Frente Nacional va a pasar a una cuadra de la manifestación organizada por la Liga de Derechos Humanos en memoria de Brahim Bourram, un marroquí que fue empujado al Sena y ahogado por una pandilla de skinheads luego de la marcha por el Día de Mayo siete años atrás. Más de 3000 policías van a ser desplegados para mantener a los manifestantes separados. Lorrain de Saint–Affrique, un ex consejero en comunicaciones del Frente Nacional y ahora duro crítico, dijo al periódico OuestFrance de Bordeaux: “Los franceses han puesto una bomba atómica en una boleta electoral. Me temo que no hayan entendido del todo el riesgo que están tomando”.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: G.C.