EL MUNDO
Il Cavaliere no dimitió y dejó en el aire su gobierno
En medio de una crisis en su coalición, el premier italiano Silvio Berlusconi no dimitió –como se esperaba para que forme un gobierno bis– y dijo que expondrá su posición al Parlamento.
Por Peter Popham *
Desde Roma
El primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, sorprendió ayer al anunciar que no renunciará para intentar después formar un nuevo gobierno y dijo que esta semana expondrá su posición al Parlamento para ver “cómo reacciona”. El premier hizo el anuncio tras una hora de reunión con el presidente de Italia, Carlo Azeglio Ciampi, en la que sus aliados y la prensa estimaban que iba a formalizar la crisis de gobierno y su dimisión, informó ayer el diario La Repubblica en Internet. “Esta vez la sorpresa la di yo”, bromeó Il Cavaliere con los periodistas antes de reunirse con los presidentes de la Cámara baja y del Senado, en ese orden.
El debate deberá comenzar por el Senado y “será ciertamente en esta semana”, declaró Berlusconi, sin anticipar si se propone sustituir a los ministros que renunciaron el viernes último y dispararon la más grave crisis en lo que lleva en el gobierno. Anteriormente, el mismo día, mientras el gobierno de Berlusconi pasaba por su crisis política más seria, el magnate italiano de los medios y primer ministro intentaba y no lograba persuadir a los desilusionados partidos de la coalición de que regresaran a la alianza de centroderecha “Casa de las Libertades”, que gobernó a Italia durante los últimos cuatro años pero sin ofrecer concesiones.
La crisis se precipitó el viernes pasado cuando los dos partidos, la Unión Democrática de Centro (UDC) y el Nuevo Partido Socialista Italiano, se retiraron del gobierno cuando Berlusconi se negó a hacer cambios drásticos en su gabinete y su programa después del desastroso desempeño que mostró su propio partido, Forza Italia, en las elecciones regionales de hace dos semanas. De las 13 regiones, su partido logró ganar sólo dos.
El líder de la UDC, Marco Follini, retiró del gobierno a cuatro ministros de su partido. Dijo que el partido seguiría apoyando al gobierno desde afuera, pero los analistas vieron esto como un pobre consuelo para Berlusconi, quien estaría conduciendo lo que alguien llamó “un gobierno de bomba de tiempo”, corriendo el riesgo de naufragar de un día para otro dependiendo de los caprichos de Follini. La UDC tiene 57 miembros de Parlamento y por lo tanto tiene peso parlamentario como para sostener la balanza del poder.
Berlusconi evitó una reunión con el presidente el viernes, y en lugar de ello se reunió durante el fin de semana con el único aliado firme que le queda, Umberto Bossi, líder de la secesionista Liga del Norte. Fortalecido por ese encuentro, declaró que “no habría más negociaciones –o bien la UDC nos apoya o tendrán elecciones generales–”. Pero después de una serie de reuniones ayer entre los líderes de la coalición reinante, parecía que Follini hubiera ganado el round y obtenido un cambio personal y de programa en el gobierno –léase, todo apuntaba a la dimisión de Berlusconi–. Por su parte, el líder de Demócratas de Izquierda (DS), Piero Fassino, afirmó ayer que la crisis del gobierno “se está transformando en una farsa indecente” debido a la actitud de Berlusconi. “El presidente del Consejo (primer ministro), con su comportamiento”, descargó un golpe sobre “su mayoría, las instituciones y todo el país”, agregó el dirigente de DS, principal partido de la alianza liderada por Prodi, tras conocer la noticia de que el mandatario no dimitiría. Mientras, el ex canciller Gianni de Michelis, líder del Nuevo Partido Socialista Italiano, dijo: “El gobierno es como un equipo de fútbol que, 15 minutos antes del final del partido, va perdiendo dos a cero. ¿Qué hace el entrenador en esa situación? Cambia el estilo del juego y reemplaza a un par de jugadores. Es la única forma de tener alguna esperanza de ganar”.
James Walston, profesor de política en la Universidad Americana en Roma, comentó: “Nadie quiere una elección ahora. Era cuestión de quién parpadeaba primero y parece ser que lo hizo Berlusconi. Follini quería distanciarse de Berlusconi de manera que cuando lleguen las elecciones se pueda presentar por separado. Quiere más ministros en mejores puestos en reconocimiento del hecho de que su partido logró más que el de Berlusconi en las elecciones, y quiere demostrar que no es un hombre del premier”.
Sin embargo, para Berlusconi, la gran crisis ha sido sólo postergada, no removida. “Sólo lo puede lograr en las próximas elecciones si consigue un milagro financiero, o si la centroizquierda se divide”, dijo Walston.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.