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Funcionarios demócratas reclaman la clausura del polémico centro de detención de Estados Unidos en Guantánamo, Cuba, argumentando que se ha vuelto “una herramienta de propaganda y reclutamiento” de terroristas en el marco de las continuas acusaciones de abusos a prisioneros. Mientras tanto, William Schulz, director ejecutivo de Amnesty International en Washington, aseguró: “Estados Unidos mantiene un archipiélago de prisiones en el mundo, muchas de ellas secretas. Las personas desaparecen literalmente, son detenidas indefinidamente en secreto sin tener acceso a un abogado, a un juicio o a sus familias”, agregó.
Un reconocido senador demócrata, Joseph Biden, sugirió ayer que llegó el momento de sopesar el cierre paulatino de la base militar, aduciendo que empeora la reputación de Estados Unidos alrededor del mundo. Para comenzar, el senador aconsejó que se cree una comisión independiente que evalúe el interés en mantener Guantánamo. “Creo que deberíamos al final clausurarla y trasladar a los prisioneros.” “Habría que ver a quiénes se mantiene con motivo; otros deberían ser liberados.” La Casa Blanca pasó todo el fin de semana tratando de minimizar un informe del Pentágono que confirma instancias de abuso del Corán, el libro sagrado del Islam, en el campo de Guantánamo, castigando a los medios y culpando a unos pocos guardias norteamericanos “villanos” que actúan desatendiendo la política norteamericana. La última indignación llega justo dos semanas después de que la administración de Bush atacó a la revista Newsweek por sugerir que guardias tiraron una copia del Corán en un inodoro. La revista retiró la acusación, diciendo que no estaba segura de las fuentes, después que provocó una fatal manifestación antinorteamericana en Afganistán y en varios países musulmanes. Sin embargo, el viernes, el Pentágono concluyó que había habido algunos casos dispersos en los que el Corán había sido profanado en la cárcel, aunque ninguno tirado en el inodoro.
La revelación provocó una respuesta familiar de la Casa Blanca. Culpar a soldados norteamericanos de bajo rango fue también la estrategia cuando estalló el escándalo por los abusos en la cárcel de Abu Ghraib en Irak. “Es poco afortunado que algunos hayan elegido sacar de contexto unos pocos incidentes aislados realizados por unos pocos individuos”, aseguró el vocero presidencial Scott McClellan.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.