EL MUNDO › EXPERTOS FRANCESES SOBRE UN NUEVO FENOMENO
Al Qaida, tercera generación
Por Eduardo Febbro
Desde Londres
¿Cómo enfrentar al terrorismo que golpeó dos veces la capital británica y luego a Egipto? La frecuencia y la identidad de los autores constituyen dos elementos nuevos para los investigadores europeos. Expertos en la lucha antiterrorista y servicios secretos han visto en los atentados de Londres lo que un analista ligado a las investigaciones a nivel europeo llama “la tumba de varias certidumbres”. Luego de la nueva serie de atentados del jueves, los expertos no ocultaban su sorpresa, tanto por la rapidez con que se ejecutó la acción como por la naturaleza un tanto”aficionada”. Observadores y especialistas coinciden en señalar que se trata de una ofensiva caracterizada por la “estrategia de la psicosis”. Si el conjunto de los servicios implicados en la lucha antiterrorista esperaban un segundo ataque, pocos pensaban que éste fuera a ocurrir en un plazo tan corto. Más aún, las características de los atentados plantean más interrogantes que las respuestas que aportan.
Parece claro que el enorme dispositivo tecnológico desplegado luego de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos no sirvió para prevenir ni los atentados de Madrid ni los de Londres. Por ejemplo, gracias a la cooperación policial, británicos y franceses habían desmantelado varias células que preparaban atentados en el Viejo Continente. Sin embargo, el espionaje telefónico planetario, la creación de cuerpos especializados en el ciberterrorismo y el seguimiento “administrativo” de decenas de miles de sospechosos en todo el mundo resultó ineficaz frente a la “identidad de la nueva amenaza”. Según argumenta Roland Jacquard, presidente del Observatorio Internacional del Terrorismo, el problema más insoluble atañe al origen de los comandos que pasan a la acción. Para Jacquard, los “jóvenes de Londres pertenecen a la tercera generación de Al Qaida y están dispuestos a suicidarse. A diferencia de la primera generación de Al Qaida, estos jóvenes de ahora se capacitan solos, cuentan con una sólida implantación en sus respectivos países y se entrenan con videos. Además, saben cómo evitar la vigilancia. Por ello no frecuentan los medios comprometidos. Tienen todo lo que les puede hacer falta”.
Cuando analizan las condiciones operacionales en que los cuatro terroristas colocaron las bombas en Londres hace dos semanas, los expertos constatan un “cambio notorio” en la manera de pasar a la acción. Los cuatro hombres habían dejado de frecuentar las mezquitas radicales y se aislaron en un comportamiento sin lazos con cómplices. Un policía europeo destacó a Página/12 que esa “invisibilidad” es altamente peligrosa por cuanto “torna muy complicada la acción preventiva de los servicios involucrados”. Sin aportar respuesta alguna, el responsable policial se pregunta:”¿cómo detectar los preparativos de una acción o la transición entre el montaje y el ataque en sí mismo si, por un lado, los protagonistas parecen salidos de ningún lado y, por el otro, sus conductas diarias no muestran anomalías de ningún tipo?” Dominique Thomas, uno de los grandes especialistas mundiales de las redes islamistas, constata que “Al Qaida integró la noción de Jihad global y, por consiguiente, atacará a su enemigo allí donde se encuentre y cuando las condiciones lo permitan. El movimiento inscribe su acción en un mundo desterritorializado, abierto a los argumentos de los ciberjihadistascuya influencia se acrecienta cada día. La fuerza de Al Qaida consiste en que, sin formular directivas precisas sino generales y sin lazos de filiación, consigue organizar una comunidad virtual de redes. Eso es precisamente lo que hace que el combate sea extremadamente difícil”.
Los servicios secretos europeos constatan que la noción de “tercera generación de Al Qaida” definida por Jacquard queda perfectamente ilustrada en los atentados de Londres. Tres de los cuatro kamikazes tenían entre 18 y 22 anos, el cuarto, Mohammed Sidi Khan, 30. La policía estima que la ideología de la “guerra santa global” seduce a muchos musulmanes que residen en Europa y que nunca han transitado por los llamados “laboratorios de la guerra santa”, es decir, Afganistán o Irak. Dominique Thomas recuerda que “el número de atentados de Al Qaida ha ido en aumento constante desde el 11 de setiembre. Además, con los conflictos en curso, Irak, Afganistán, Palestina, Cachemira o Chechenia, el movimiento puede explotar inagotables fuentes de movilización. La ideología tiene por delante días muy prósperos”.