EL MUNDO › LEVANTARON LA HUELGA DE TRANSPORTES QUE PARALIZO A NUEVA YORK DURANTE TRES DIAS
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La huelga de transportes de Nueva York, que había paralizado la crucial temporada de compras navideñas, fue levantada ayer en pos de negociaciones. Duró tres días y costó unos 1000 millones de dólares. Y estuvo a punto de derivar en el encarcelamiento de los líderes sindicales..
La Unión de Trabajadores del Transporte Público (TWU), el mayor sindicato de Estados Unidos, que agrupa a 33.700 trabajadores, anunció ayer el fin de la huelga que paralizó durante tres días los ómnibus y subtes de la ciudad, tras lograr la reanudación de las tratativas para renovar el convenio colectivo de trabajo. El mediador estatal Richard Curreri declaró que se registraron “negociaciones fructíferas” entre el sindicato de transporte urbano y la patronal, por lo que los servicios públicos se normalizarán mañana por la mañana. “Es un paso positivo para todos los neoyorquinos”, comentó el gobernador del estado, George Pataki.
El sindicato “acaba de votar a favor de pedir a los empleados de transportes que regresen inmediatamente a sus puestos de trabajo y reanudar el servicio de autobuses y metro en los cinco distritos de Nueva York”, anunció Roger Toussaint, presidente del TWU, el sindicato que reclama un aumento salarial y la reducción de la edad de la jubilación con el salario completo. El comité ejecutivo votó poner fin al paro con 38 votos a favor, cinco en contra y dos abstenciones, explicó Toussaint, después de que por la mañana tuvieran lugar los primeros contactos entre la patronal y los trabajadores luego de tres días de paro. La Autoridad Metropolitana del Transporte (MTA) y el TWU volverán de este modo a la mesa de negociaciones para resolver la contienda en torno del nuevo convenio colectivo. La primera huelga de transportes públicos en 25 años acaba de este modo con unas pérdidas para la ciudad estimadas por la municipalidad en unos 1000 millones de dólares.
Los aspectos más difíciles de negociar son el seguro de salud y las pensiones. Como la ley Taylor de 1967 prohíbe la huelga de trabajadores estatales en Nueva York, el paro fue declarado ilegal y el juez Theodore Jones, de la Corte Suprema del estado, aplicó multas millonarias al sindicato y amenazó con encarcelar a su titular, Roger Toussaint, y otros dos líderes de la organización. Pero el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, se manifestó en contra de encarcelar al líder sindical para no convertirlo en “mártir”.
La medida de fuerza costó a la economía de Nueva York 400 millones de dólares diarios, según Bloomberg. En su opinión, el tribunal debería imponer multas más altas que las que aplica en la actualidad, con el monto de un millón de dólares por cada día de huelga. Además, a los 33.700 trabajadores se les descuentan dos días de salario por cada día de huelga. La anterior huelga en Nueva York de transporte urbano tuvo lugar hace 25 años, duró 11 días y concluyó tras la creación de un tribunal de arbitraje.
La huelga que concluyó ayer fue decidida el lunes y desde entonces frenó el sistema de transportes más grande del país, usado por 7 millones de personas al día. El paro se produjo en la semana de las compras navideñas y de gran afluencia turística por la proximidad de las Fiestas, días particularmente intensos y redituables para el comercio y la hotelería, seriamente afectados por la huelga.
Bajo una ola de frío polar, cientos de miles de personas se movilizaron a pie, en patines, bicicletas, en taxis o automóviles con un mínimo de cuatro ocupantes, como exigen las normas para este tipo de emergencia.
Los primeros usuarios en ser consultados expresaron su satisfacción por la noticia. “Estoy supercontenta de ahorrarme esas cuatro horas” diarias por cada trayecto al trabajo, explicó Claudia Rueda, asistente de contabilidad de la misión, de México en la ONU. Rueda vive en Queens y explicó: “Ha sido muy complicado desplazarse porque no todos vivimos en la isla de Manhattan”. Normalmente invierte una hora y media en llegar a las oficinas de la misión, en el centro de Manhattan. Richard Heyer, un bibliotecario de 50 años que también trabaja en el centro de Manhattan, dijo sentirse “contento” y esperar que los trabajadores consigan “lo que necesitan”.