Viernes, 20 de enero de 2006 | Hoy
EL MUNDO › AMENAZAN CON SANCIONES PETROLERAS Y RETIRAN DINERO
Irán buscó el amparo de otro “malo” en medio de una lluvia de amenazas y advertencias desde Occidente. El presidente iraní Mahmud Ahmadineyad llegó ayer a Damasco para una visita que durará dos días y que podría avivar aún más los temores de las potencias occidentales, que no ven en Teherán un actor político confiable. De ahí la antesala de una posible crisis que se vive en estos días y que podría escalar o no el próximo 2 de febrero en la reunión de emergencia de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA). Sin embargo, Irán demostró ayer que no esperará sentada esa resolución. Ahmadineyad se reunió con su par sirio Bashar al Assad para recoger su apoyo, decidió retirar unos 8000 millones de dólares de sus cuentas de Europa para evitar un futuro embargo, y uno de sus ministros volvió a advertir sobre una eventual crisis petrolera mundial.
El mismo día que la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, volvió a pedir que el caso iraní sea llevado ante el Consejo de Seguridad de la ONU para que se analice allí la posibilidad de aplicar sanciones económicas, el siempre provocativo Ahmadineyad decidió sumar el apoyo de un gobierno que tampoco despierta mucha confianza en Occidente. El presidente sirio Al Assad, al igual que su par iraní, también está sufriendo la presión de la “comunidad internacional” en carne propia por el caso del ex primer ministro libanés asesinado, Rafik Hariri. Los dos mandatarios coincidieron en rechazar la “injerencia extranjera” en la zona. Más todavía, recordaron que, mientras es Irán al que temen, “Israel es el único país que tiene la bomba atómica en la región”.
El gobierno iraní nuevamente amenazó, aunque siempre indirectamente, con un posible crisis petrolera si el caso es finalmente llevado ante el Consejo de Seguridad. Esta vez le tocó al ministro de Finanzas iraní, Davud Danesh-Yafari, que advirtió que cualquier sanción económica contra su país por sus programas nucleares llevará a un incremento drástico de los precios del petróleo, “del que se verán afectados varios países”. A pesar de que ya se comenzaron a hacer proyecciones y el precio del barril de crudo ya sufrió una importante alza, los analistas, locales e internacionales, coinciden en que una suspensión de las exportaciones iraníes no beneficiaría a ninguno de los dos lados. Irán sufriría un descenso del 80 por ciento en sus divisas y los países consumidores perderían una producción de 2,6 millones de barriles diarios (mbd) –el consumo mundial es de 84 mbd–.
Pero no todo son amenazas. Teherán ya ha comenzado a tomar acciones concretas para minimizar el daño que provocarían las eventuales sanciones. En el día de ayer, el gobierno iraní retiró unos 8000 millones de dólares de sus cuentas en Europa –excepto las de Suiza–, según el diario árabe internacional Al Sharq Al Awsat. La medida busca limitar el efecto devastador que podría tener un embargo internacional sobre las finanzas del país. El dinero habría sido transferido a bancos en Hong Kong, Singapur, Shanghai y Malasia.
Mientras tanto, China y Rusia piden calma y paciencia. En los últimos días, las dos se mostraron reacias a apoyar sanciones económicas e, incluso, no está claro si apoyarán la resolución de los países europeos —apoyada por Estados Unidos e Israel– para enviar el caso a la ONU. Las esperanzas de Teherán yacen en realidad aquí, en estas dos grandes potencias. El apoyo sirio no sólo no evitará una resolución contraria a Irán en la AIEA, sino que incluso podría favorecerla.
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