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La política económica uruguaya atraviesa un mar tormentoso: el actual ministro de Economía Alberto Bensión podría perder el control de la nave, en horas clave de su interpelación ante el Senado; ayer el mercado cambiario se mostró nervioso con el cierre del dólar vendedor al público a 27 pesos (un record histórico), mientras el riesgo país se disparaba a 1616. La eventual renuncia de Bensión, forzada por las circunstancias políticas, profundizaría la incertidumbre que reina en el país y el temor al efecto Tango, en momentos en que el gobierno de Jorge Batlle se encuentra en plena negociación con organismos internacionales de crédito.
Mañana por la mañana el panorama puede estar más claro luego de que Bensión pase por la prueba de la interpelación a la que es sometido desde ayer ante el Senado, propulsada por la coalición de izquierdas Encuentro Progresista (EP) con la idea de censurarlo y obligarlo a renunciar. Bensión es el principal defensor de las exigencias del FMI, que prometió liberar 3000 millones de dólares, pero solamente entregó unos 500 millones días pasados, a la espera del cumplimiento de determinadas pautas comprometidas por el gobierno uruguayo. Esos compromisos entran en una zona de riesgo si Bensión y su equipo de colaboradores abandonan el cargo, tal como puede suceder si finalmente el cogobernante Partido Nacional (PN), o algunos de sus principales dirigentes, deciden quitarle el apoyo incondicional, fiel hasta ahora.
Bensión ha ido perdiendo apoyo y credibilidad, ya que no ha respondido satisfactoriamente a los reclamos de sectores tan diversos como los industriales, comerciantes, productores rurales y trabajadores, que exigen una impostergable reactivación económica. El ministro solamente goza del respaldo del sector financiero, al que protege incondicionalmente.