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Irán está en una permanente tensión política entre los ayatolas reformistas, que encabeza el presidente electo Mohammed Jatami, y los conservadores, encabezados por el “guía espiritual” no electo del país, Alí Jamenei. Las dinámicas de la crisis suelen ser: a una crítica de un reformista, los conservadores proceden a encarcelarlo. Pero ahora esa dinámica afectó a los mismos conservadores. El ayatola Jalaledín Taheri, perteneciente a la conservadora ciudad de Isfahan y ex compañero del propio ayatola Jomeini, renunció a su cargo enviando una carta contra la política represiva de sus propios colegas, los ayatolas conservadores. Algunos analistas señalan que acabó de comenzar la crisis política más importante en Irán desde la Revolución Islámica de 1979.
Las calles de las principales ciudades iraníes habían sido tomadas el martes para conmemorar el aniversario de las revueltas de 1999. Los diarios hablaban de los más de 200 detenidos por las manifestaciones. Y en este contexto, fue detenido el escritor reformista Hachem Aghajari, acusado de haber “ofendido” al clero. Todo esto fue demasiado, aparentemente, para Taheri, que se despachó a gusto contra sus colegas. “Irán está diezmada por la decepción, el desempleo, la inflación, el desfase diabólico entre ricos y pobres, la economía enferma y la burocracia corrupta, los sobornos y la expansión del consumo de drogas”, dijo, expresando su respaldo al ayatola disidente Hosein Ali Montazeri, sucesor designado por Jomeini pero encarcelado desde su muerte, en 1989. “La guerra está declarada y nadie se salvará, ni siquiera el clero. Se ha abierto una brecha en el seno del régimen”, estimó el analista Daryuch Abdali.