Jueves, 8 de marzo de 2007 | Hoy
EL MUNDO › ULTIMAS DEFINICIONES ANTES DE SU GIRA POR AMERICA LATINA
A pesar de su bajísimo índice de popularidad en la región, Bush sostuvo que “estamos teniendo una buena actuación allí” ante corresponsales de los países que visitará. Reafirmó su apoyo a Uribe, criticó a Chávez sin nombrarlo y dio detalles de su paquete de ayuda social.
Un día antes de partir hacia Brasil, George Bush intentó convencer a sus detractores en Estados Unidos y en Latinoamérica de que nunca se olvidó de sus vecinos del Sur. “El objetivo fundamental del viaje es decirle a la gente que tomamos la región y sus problemas muy en serio. Y también que estamos teniendo una buena actuación allí,” sostuvo el presidente durante una entrevista que concedió a medios de los países que visitará en los próximos días. Ante el escándalo por los vínculos entre aliados de Alvaro Uribe y los jefes paramilitares, Bush reiteró su apoyo al mandatario, aunque reconoció que será difícil que el Congreso estadounidense apruebe el TLC, firmado el año pasado.
En todo momento, Bush buscó plantear los intereses estadounidenses como los de toda la región. “Mi viaje es para recordarle a la gente de Centroamérica y Sudamérica que vivimos en el mismo barrio,” aseguró en la entrevista difundida por el diario uruguayo El País. Así justificó el acuerdo para negociar etanol con Brasil, los intentos para liberalizar el comercio a través de la firma de los TLC y la necesidad de crear más controles en las fronteras para evitar el paso de drogas, contrabando y de inmigrantes ilegales. También aprovechó para volver a detallar el nuevo paquete de ayuda social, que anunció el lunes pasado, y aclarar que no se trata de una política nueva. Explicó que Estados Unidos venía asistiendo en los países más pobres de “manera silenciosa”. “Mi viaje ayudará para anunciar algunos de los programas que estamos llevando a cabo”, señaló.
Según adelantó, uno de los ejes de su gira será la promoción del libre comercio y aquí aprovechó para marcar distancia de su principal rival en la región, Hugo Chávez. “Creo firmemente que la industria dirigida por el gobierno es ineficiente y lleva a la pobreza. Creo que si el Estado intenta dirigir la economía, lo que hará es realzar la pobreza y reducir las oportunidades”, contestó cuando los periodistas le preguntaron sobre el modelo político y económico de Caracas.
Bush no nombró directamente a Chávez e intentó no explayarse en sus ataques contra su gobierno. Seguramente un consejo que recibió de sus asesores para evitar “venezuelizar” la gira, como el propio canciller brasileño, Celso Amorim, había advertido unos días atrás. Sin embargo, en Washington siguen analizando el viaje de siete días a Latinoamérica como una movida para contener la influencia cada vez mayor de Caracas sobre sus vecinos. En el Capitolio, los legisladores –demócratas y republicanos– se lo dejaron claro al vicesecretario de Estado, Thommas Shannon, hace dos semanas. Ayer, los dos principales diarios del país le dedicaron sus editoriales. Para The Washington Post la gira y el nuevo paquete de ayuda social que la Casa Blanca destinará a la región son sólo modestos avances que no alcanzarán para contrarrestar el flujo de petrodólares de Chávez. El diario New York Times, por su parte, título: “Gracias, señor Chávez”. “Si es necesario que la demagogia de Chávez fuerce a Washington a adoptar una política más progresista para la región, pues que así sea”, sostuvo el matutino.
Otro tema que también se venía discutiendo en Washington era la alianza con Colombia. Los legisladores habían advertido que la Casa Blanca no podía seguir apoyando financieramente un gobierno que estaba sospechado de apoyar, o al menos encubrir, a grupos paramilitares –en Estados Unidos los bloques paramilitares colombianos son considerados terroristas–. Bush ayer aseguró que no le dará la espalda a Uribe, quien le habría prometido investigar hasta las últimas consecuencias. “Me da una gran tranquilidad ver que existe un liderazgo tan fuerte”, señaló el mandatario. Sin embargo, luego reconoció que el Congreso no piensa como él y, por eso, todavía no puede garantizar que la nueva mayoría demócrata apruebe los TLC pendientes en la región, uno de ellos con Bogotá.
El presidente estadounidense también se refirió a la enfermedad de Fidel Castro y a los rumores que han venido surgiendo en los medios sobre una posible transición en la isla. “Creo que el sistema de gobierno que impuso a la gente no debe perdurar”, sostuvo y, para evitar cualquier malentendido, agregó: “Si eso es lo que la gente decide”.
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