EL MUNDO
Una golpiza bien armada
El trágico episodio del 21 de julio de 2001 en Génova dejó interrogantes sobre la actuación policial contra los que manifestaban en las calles en oposición a la cumbre de los G-8. Ese día fue muerto el joven Carlo Giuliani y hubo cientos de heridos “globalifóbicos”. Ahora un policía italiano admitió haber colocado bombas en una escuela de Génova para justificar el ataque al edificio y las golpizas a los jóvenes antiglobalización que se alojaban allí, informó ayer el diario italiano La Repubblica. “Respondí a la orden de un superior mío”, afirmó A. B., de 25 años, chofer de la policía estatal. “Agarré dos bombas que habían sido lanzadas en una plaza de Génova por la tarde y luego, respondiendo a la orden de un superior, las llevé a la escuela Díaz, mientras los colegas de las fuerzas del orden daban luz verde a las golpizas contra quienes estaban durmiendo”, narró el policía a ese medio. Según el periódico, el agente dio el nombre del oficial que le habría impuesto colocar las bombas para justificar la violenta incursión en la escuela: el vicejefe de policía Pietro Troiani, de Roma, ya indagado por falso testimonio.