Sábado, 24 de noviembre de 2007 | Hoy
EL MUNDO › HOY SE VOTA Y SON FAVORITOS, COMO EN EL ’96
El Partido Laborista que lidera Kevin Rudd se perfila como favorito en las elecciones generales que se celebran hoy en Australia, tras el duro pulso político mantenido con los conservadores del primer ministro, John Howard, quien intenta renovar una vez más su mandato.
Howard, de 68 años, quien llevó a Australia a participar en la guerra en Irak y que puede exhibir como éxito de su gestión una floreciente economía con un bajo nivel de desempleo, incluso podría convertirse en el primer jefe de gobierno desde 1929 que pierda su escaño en el Parlamento. La campaña electoral de Howard se vio ensombrecida en el último minuto por un escándalo, al descubrirse que miembros del Partido Liberal habían distribuido octavillas falsas en las que se acusaba al Partido Laborista de simpatizar con extremistas islámicos. Howard dijo lamentar el incidente.
El Partido Laborista necesita ganar 16 escaños para controlar el Parlamento, de 150 bancas, y formar su primer gobierno desde 1996. Rudd, de 50 años, ha encabezado las encuestas desde que se convirtió en líder del Partido Laborista, en diciembre de 2006. Aun cuando las encuestas de opinión pronosticaban una cómoda victoria para Rudd, dos de las encuestas dadas a conocer ayer sugerían un final mucho más ajustado. Una encuesta de Galaxy les daba a los Laboristas el 52 por ciento y para la Coalición Liberal Nacional de Howard, el 48 por ciento.
La pugna durante la campaña electoral ha sido intensa entre los dos partidos que dominan el escenario político australiano desde hace varias décadas, y en la que han destacado la diferencia de posturas sobre el cambio climático, la presencia de las tropas australianas en Irak y las políticas fiscales. Australia, que al igual que Estados Unidos ha rechazado firmar el Protocolo de Kioto, se unirá a la lista de países que sí lo han hecho, en el caso de que Howard sea derrotado en las elecciones. Rudd se ha comprometido durante la campaña a firmar el Protocolo de Kioto para el Cambio Climático. En cuanto a Irak, Rudd ha prometido que si consigue formar gobierno, retirará gradualmente las tropas australianas de ese país, algo que Howard ha reiterado que no hará para respetar el compromiso con Estados Unidos.
Una votante de los suburbios de Sydney, Yolinda Marsden, es la clase de votante que puede sellar el destino de Howard. Partidaria del Partido Liberal toda su vida, Marsden declaró ayer que su romance con el primer ministro se había terminado. “Ha estado demasiado tiempo y es como el pequeño clon de George Bush”, dijo mientras llenaba su auto con compras del supermercado de Kings Langley. “George Bush no debió meterse con Irak y John Howard no debió seguirlo. Quiere que seamos parte de Estados Unidos, pero no somos el estado 51º.” Marsden era igualmente crítica de Kevin Rudd. “No confío en él y no me gustan sus políticas. Probablemente terminaré votando por alguno de los partidos menores.”
Todavía más duro para la coalición puede ser el resultado de la pugna de Howard por su escaño correspondiente a la circunscripción de Bennelog, también en Sydney, pues diferentes sondeos de opinión daban como favorita a Maxime Mckew, candidata laborista y antigua presentadora de televisión.
Rudd recibió un gran estímulo ayer, cuando los diarios que antes apoyaban a Howard lo apoyaron a él, incluyendo el Daily Telegraph y el Australian, propiedad de Rupert Murdoch.
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