EL MUNDO › DESMANTELAN UNA RED SOSPECHOSA EN EE.UU.
El mal está entre nosotros
Por Enric González
Desde Washington
Mientras se aproximan las conmemoraciones del primer aniversario de los atentados del 11 de septiembre contra Nueva York y Washington, el gobierno de Estados Unidos cree haber desmantelado una amplia red de apoyo a Al Qaida en el interior del país. El procesamiento de seis presuntos colaboradores de la organización terrorista, anunciado esta semana, es “sólo el principio”, dijo un portavoz oficial. La supuesta trama está compuesta por personas con ciudadanía estadounidense o en situación de residencia legal y se dedica, según la misma fuente, a aportar fondos a grupos terroristas mediante la falsificación de tarjetas de crédito y el contrabando de tabaco.
La red fue descubierta gracias a la investigación realizada en torno de Karim Kubriti, Ahmed Hannan y Faruk Ali Haimud, tres hombres residentes en Detroit. Fueron detenidos en las redadas masivas posteriores al 11 de septiembre por asuntos relacionados con las leyes de inmigración, pero se les liberó poco después. En su departamento se hallaron documentaciones falsas y notas sobre posibles atentados en Turquía y Jordania, y el FBI decidió seguir sus pasos. Ali Haimud fue detenido de nuevo en abril, cuando trabajaba en un puesto de helados en el interior del aeropuerto Metropolitan de Detroit, donde, según el FBI, se dedicaba a estudiar los sistemas de seguridad. En el aeropuerto también trabajaban, como lavaplatos, Kubriti y Hannan. Las declaraciones del trío ante la policía federal condujeron a una cuarta detención, la de Yusef Hmimssa, a la emisión de una orden de búsqueda contra una persona identificada como “Abdella”. El sexto detenido es Ernest James Ujaama, un conocido activista y coordinador de organizaciones caritativas que en 1994 fue galardonado con las llaves de la ciudad de Seattle. Ujaama es acusado de planear la creación de un campo de entrenamiento para terroristas en Oregón.
Desde los atentados, se han sucedido muchas falsas alarmas sobre un nuevo ataque. Los hechos más importantes fueron la diseminación de cartas con ántrax dirigidas a políticos y periodistas, pero la administración eligió bajar públicamente toda asociación del hecho con Al-Qaida.