Lunes, 6 de abril de 2009 | Hoy
EL MUNDO › INSISTIó CON EL MENSAJE QUE DIO EN LA CUMBRE DE LA OTAN
Por David Usborne *
Bajo un tímido sol de primavera y envuelto en una fina neblina, Barack Obama habló ayer ante unas 20.000 personas a los pies del Castillo de Praga para exponer su objetivo de lograr un mundo libre de armas nucleares, al tiempo que reconoció que ése podía ser un objetivo que él no llegue a ver cumplido en vida.
En lo que fue la tercera escala de su gira europea, el presidente de Estados Unidos dio su discurso en medio de una escenografía que parecía propia de una película de Disney: con música de película de fondo, el mandatario y su esposa subieron a un escenario cubierto de claveles y rosas con vista a las cúpulas más hermosas de la ciudad antigua. Sin embargo, bajo ese aura, el presidente señaló que los peligros de la proliferación y la posibilidad de que las armas nucleares caigan en manos de terroristas constituían la herencia más peligrosa de la Guerra Fría, la cual, recordó, comenzó a tocar su fin en parte gracias a la llamada “Revolución de Terciopelo” que se desencadenó justamente en esa ciudad checa.
“No soy naïf. Un objetivo como éste no se alcanzará de forma rápida, quizá ni siquiera en el transcurso de mi vida”, reconoció el mandatario, de 47 años, quien sin embargo utilizó su discurso en Praga para anunciar que no sólo convocará a una conferencia internacional sobre armas nucleares en los próximos 12 meses sino que instará al Senado estadounidense a que ratifique sin demora todos aquellos tratados que prohíben los ensayos con esta clase de armamentos.
“Muchos piensan que la proliferación de esta clase de armas no se puede controlar, que estamos destinados a vivir en un mundo en el que más y más países posean lo último en la tecnología de la destrucción”, señaló Obama. “Pero este fatalismo es un adversario mortal, puesto que si creemos que la proliferación nuclear es inevitable, entonces también estaremos admitiendo que el uso de estas armas también lo es”, advirtió.
Entre las propuestas concretas que Obama mencionó figura la de la creación de un Banco Internacional de Energía Nuclear, para que los países puedan obtener de allí la cantidad de energía que necesiten para su uso civil en sus respectivos territorios, así como la profundización de un plan de incentivos destinado a Irán a fin de que éste país esté en condiciones de aceptarlo y demuestre así que no persigue el desarrollo de un arma nuclear.
El mandatario también anunció que buscará la firma de un nuevo tratado internacional que prohíba toda la producción de material de fusión pasible de ser utilizado con fines no pacíficos. Sin embargo, admitió que un esfuerzo internacional en ese sentido necesariamente obligaría a los Estados Unidos a mantener su capacidad nuclear hasta el final, para solo librarse de ella tras asegurarse de que el resto del mundo así lo había hecho. “Sería necesario para desalentar a nuestros adversarios y proteger a nuestros aliados”, argumentó el presidente.
Y si bien reconoció que una cláusula semejante podría conducir a muchos hacia una posición de escepticismo y desconfianza frente a los Estados Unidos, Barack Obama recordó que su país ya había dado el primer paso al acordar unos días antes del la reunión del G-20 una reducción significativa de sus arsenales con el presidente ruso, Dmitri Médvedev.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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