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Siempre toca poner. Ni modo. Siempre el cuerpo por delante, allá, donde hay que plantar una verdad. Había sido difícil construir. Difícil y bello... en esas estamos.

Somos un piquete espontáneo, el numero tres de Santa Cruz de la Sierra, en eso nos ganaron por un ratito los compañeros del MAS Santa Cruz y los de la Central Unica de Campesinos. En eso perdimos, pero a juzgar por la velocidad parece que de nuevo ganamos todos.

Hoy domingo de Pascuas entramos en el cuarto día de huelga de hambre, y está bien. Ahora le toca el turno a las partidas interminables de cartas, de dados, de contar cuentos, que son la antesala de los recuerdos de los compañeros más viejos. Los cuatro más jóvenes del piquete, miran, escuchan y seguramente esperan a la huelga del año 2034, para que les toque a ellos ser los viejos del asunto y puedan contar ésta y otras experiencias que tuvieron y acumularán de aquí en adelante. El mayor de nuestro piquete tiene 58 años, el menor, 18. Estamos bien.

Sin embargo, sucede algo extraño. Todo el mundo se ríe. El que acaba de perder la partida y el que está lavando los vasos.

Hace tres horas el Evo dijo que su huelga no se levanta hasta que no tengamos la ley electoral. Hubo que levantar la apuesta. Y el compañero pone. Sabemos que a los opositores se les atragantó la cena. Es la pequeña alegría que se dieron los compañeros de la huelga de hambre. La gran alegría, sin embargo, es que parece que de nuevo fuimos más lejos. Son las cuatro y veinte de la mañana y la compañera Gabriela levanta la mano y pide la palabra para aplicar una moción de orden: censura para el compañero Emilio por ganar tres partidas seguidas. Eso atenta contra el espíritu solidario del piquete. El compañero pide disculpas y promete hacer todos los esfuerzos posibles para perder, aunque sea una vez.

El viernes el Evo pidió que se levanten todos los piquetes de huelga por Semana Santa, que él quedaría en su huelga. La compañera Gabriela fue clara: “Que me llame el Evo y que me diga que levante la huelga, así le puedo decir que este piquete no se levanta un carajo hasta que no tengamos la ley”. No hizo falta ni aprobar la moción... no estamos para reflejitos.

Llegan comentarios.

Una vuelta de la bolsa con la coca, a esta hora del cuarto día cada uno churrasquea con lo que puede. Gerardo tuvo una destello de claridad: “Yo no sé que tan sagrada será la hoja ésta, pero que quita el hambre, quita...” La carcajada general coincide con un gallo que avisa que está alumbrando el domingo de Pascuas. El compañero Emilio acaba de perder la partida. Otro que cumple su palabra es siempre una buena noticia. Se levanta con el orgullo de haber perdido, camino al baño remató la noche con una frase terminante: Carajo, siempre toca poner. Ni modo...