Miércoles, 1 de julio de 2009 | Hoy
EL MUNDO › REPORTAJE A LA ARGENTINA MARíA ORTEGA, MANO DERECHA DE LA PRIMERA DAMA HONDUREñA
La primera dama de Honduras y esposa del presidente destituido por un golpe militar, Xiomera Castro, está escondida en una zona rural, a la espera de la restitución de su marido. Su asistente habló vía Blackberry con este diario.
Por Mariana Carbajal
Una argentina, de 33 años, oriunda del barrio porteño de Parque Avellaneda, es la mano derecha de Xiomera Castro, primera dama de Honduras y esposa del presidente destituido por un golpe militar: las dos mujeres se encuentran escondidas en una zona rural, a la espera de la restitución en su cargo de Manuel Zelaya, con el respaldo de la OEA. “Estamos resistiendo. Mi familia está preocupada, pero les expliqué a mi mamá, a mi papá y a mis hermanos que es un deber estar defendiendo lo que una cree”, dijo ayer por la mañana María del Carmen Ortega a Página/12, en una entrevista telefónica a través de su Blackberry. Estaba en una finca del departamento de Olancho, a unos 250 kilómetros de la capital, donde, según contó, la población se mantiene leal al mandatario y las están protegiendo. Detrás del golpe, no duda Ortega, están los medios de comunicación más importantes. “Este gobierno ha tocado intereses económicos y no se lo perdonan. Hay empresarios de medios que son dueños de empresas de armamento y de medicina, que siempre presionaron al Estado para que le compre su producción. Zelaya ha cortado con eso y ha llamado a licitaciones internacionales. El principal problema tiene que ver con eso. Desde el principio el gobierno tuvo una oposición muy fuerte de las elites que manejan el poder económico y mediático en el país”, consideró la argentina. Y destacó que una de las primeras medidas que tomó Zelaya al asumir al frente del gobierno de Honduras fue establecer la gratuidad de la educación: para ingresar a las escuelas públicas había que pagar una matrícula que rondaba los 30 dólares anuales. “En un país en el que el 70 por ciento de la población es pobre y vive con menos de 2 dólares por día, se convertía en una barrera infranqueable”, apuntó.
Ortega vive en Tegucigalpa desde mediados de 2004. Llegó hasta allí para acompañar a su esposo, Armando Sarmiento, hondureño, ex corresponsal de ANSA, a quien conoció en Buenos Aires, en un curso de posgrado de Flacso. Sarmiento dejó el periodismo para sumarse al gobierno de Zelaya: hasta el domingo estaba a cargo de la recaudación impositiva como director de Ingresos. “Desde el lunes está en la embajada argentina, pidió asilo político porque habría una orden de captura en su contra”, contó la argentina. Tienen una hija de cinco años, por estas horas dramáticas al cuidado de sus abuelos paternos en la capital de Honduras.
Ortega fue hasta noviembre vocera de la primera dama, una mujer con amplio protagonismo político, particularmente comprometida a nivel regional en la lucha contra el VIH-sida. Actualmente la argentina se desempeñaba como jefa de Despacho de Castro.
Desde el domingo, cuando el presidente Zelaya fue secuestrado a punta de fusil, “en pijama y calcetines”, y expulsado del país por efectivos militares, Ortega está escondida junto a la esposa del mandatario. Unas horas antes de la charla con este diario, en la madrugada oscura de Honduras, las dos mujeres se separaron por algunas horas, debido a que les avisaron que habrían sido ubicadas por las fuerzas golpistas. “A eso de las dos de la mañana tomamos caminos diferentes. Quedamos en encontrarnos cerca de la media mañana”, precisó Ortega.
–¿Temen por sus vidas? –le preguntó este diario.
–No creo que lleguen a tanto. Las consecuencias serían peores. Podrían detenernos ... Cuando no se respetan los derechos y garantías del primer mandatario, cualquier ciudadano es vulnerable.
Ortega estudió licenciatura en Relaciones Públicas en la UADE y un posgrado en Comunicación en Flacso. Actualmente está realizando un doctorado en Comunicación, Cambio Social y Desarrollo junto a su esposo, en la Universidad Complutense de Madrid. Su familia está en Buenos Aires.
Al momento de la entrevista ella estaba en una casa, de un área rural, con la televisión prendida. “El pueblo donde estoy es afín al presidente. El problema son las clases altas y medias burguesas de la capital. Quisieron hacer creer que el gobierno impulsaba medidas de corte comunista. Nunca se atentó contra la propiedad privada. Y se ha respetado la libertad de expresión, a tal punto que hemos tenido a los empresarios de los medios más grandes claramente con mensajes en contra. Algunos de ellos tienen negocios de armamentos y de medicina y siempre han presionado para que el Estado compre la producción. Pero el presidente ha llamado a licitaciones y eso se ha cortado. El principal problema tiene que ver con eso. Otro tema que molestó a las elites fue que se otorgó un aumento del salario mínimo a fines del año pasado para cubrir el costo básico de vida, de aproximadamente 250 dólares. El presidente tuvo desde el principio de su gobierno un fuerte enfrentamiento con las importadoras de petróleo. Además hay una clase política muy conservadora, que históricamente utilizó las Aduanas para financiar sus campañas proselitistas y a los políticos también eso se les terminó, porque mi marido como director de lo que sería la AFIP en la Argentina ha hecho reformas estructurales muy importantes. Las Aduanas siempre había sido un botín de los políticos. También se les quitó el manejo de subsidios a los sectores más pobres: antes los manejaban los diputados y hacían lo que querían con ese dinero. La primera dama impulsó, con el apoyo del BID, un sistema estadístico para identificar a los beneficiarios, y el dinero se entrega a través de bancos. Por eso tenemos un frente muy difícil en el Congreso”, opinó Ortega.
–¿Qué papel están teniendo los medios de comunicación en el golpe?
–Desde el momento en que el presidente anuncia la decisión de destituir al jefe de las fuerzas armadas, Romeo Vázquez Velázquez, y pedirle la renuncia al ministro de Defensa han estado llamando a un golpe. Todavía no estaba firmado el decreto presidencial con la destitución de Vázquez Velázquez, cuando la Fiscalía, la Corte y el Congreso corrieron a presentar un amparo para restituirlo en su cargo. En la televisión se llegó a leer una renuncia falsa del presidente, que Zelaya desmintió luego por CNN.
–¿Por qué la Corte Suprema juega en contra del presidente?
–La Corte se renovó en marzo. Cambiaron sus quince miembros. Todos sus integrantes son nombrados por el Congreso nacional y el Ejecutivo no tiene ninguna injerencia. Lo mismo ocurre con la designación del fiscal y el fiscal adjunto.
–¿Zelaya no tiene legisladores que le respondan?
–Tienen mucho miedo, han sido amenazados.
–¿Por qué se declara inconstitucional el llamado a la consulta popular?
–En la Constitución hay algunos artículos llamados “pétreos” que no se pueden reformar jamás y ni siquiera pueden ser objeto de discusión. Entre ellos está el que tiene que ver con la duración del mandato del presidente. Quienes pretendan modificarlos o impulsar una consulta en torno de esos artículos cometen un delito y deben ser acusados de traición a la Patria. De eso se vale la Corte para sacarlo a Zelaya a punta de fusil. La consulta popular no era vinculante, era una encuesta: se iba a poner una urna más el día de las elecciones para que la gente opinara. No había intención de continuidad. Ha sido un fantasma que se ha creado para asustar a la población. La reforma constitucional se haría en el período 2010-2014. Y ya estaban definidos los candidatos presidenciales para los comicios. Pero resulta que el gobierno de facto está violando varios derechos protegidos por la Constitución, como la libertad de expresión y de prensa, y la Corte no dice nada. A los canales locales de cable no les permiten bajar la señal de CNN en español, Telesur, ni otra cadena de noticias internacionales, salvo las que son de idioma inglés, que no se están ocupando de cubrir la situación en Honduras. Si queremos saber qué pasa tenemos que sintonizar esos canales a través de Internet. Los medios nacionales no le están dando aire a la primera dama. Esta mañana el corresponsal en San Pedro Tula, la capital industrial del país, de TVC Noticias, de los canales más importantes, estaba informando sobre el apoyo popular que tenía en esa ciudad el presidente Zelaya y lo sacaron del aire.
–¿Hay manifestaciones populares a favor del presidente Zelaya?
–En la provincia de Olancho, donde estoy, la gente ha salido a la calle para apoyar las manifestaciones en Tegucigalpa. La gente que apoya al presidente es muy humilde, muchas son mujeres solas, cuyos esposos han migrado a Estados Unidos, y campesinos. Estamos ante una situación de mucho miedo. Ya hay muertos, pero no sabemos cuántos.
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