Miércoles, 1 de julio de 2009 | Hoy
EL MUNDO › OBAMA SE LO DIJO A URIBE, QUIEN NO TERMINA DE CONFIRMAR SI BUSCA LA RE-REELECCIóN
Frente a los micrófonos, los mandatarios de EE.UU. y Colombia no hablaron de los grandes escándalos que enlodan al gobierno de Uribe, como el asesinato de sindicalistas, la infiltración paramilitar en el Congreso y las escuchas ilegales.
Por Katalina Vásquez Guzmán
Desde Medellín
Tropezando, Alvaro Uribe llegó a la Casa Blanca. El presidente colombiano bajó de la limusina, pero, a lo mejor por los nervios, le costó sacar un pie y por poco cae al suelo. Para su fortuna, al terminar el encuentro con Barack Obama las cosas resultaron mejor. Uribe salió con un sí para el TLC, al menos como voluntad del mandatario estadounidense, y se llevó una cómoda ilustración de por qué los norteamericanos no se perpetúan en el poder, mas no una expresión directa de Obama contra un tercer período de Uribe en la presidencia.
La conversación televisada fue amable y, frente a los micrófonos, no se habló de los grandes escándalos que enlodan el gobierno colombiano en los últimos meses. Así que los sectores oficialistas descansaron, mientras que la oposición quedó un tanto decepcionada. Esperaban, si no más rudeza de parte de Obama, sí unos comentarios menos tibios respecto del asesinato de sindicalistas, la infiltración paramilitar en el Congreso y las escuchas clandestinas del servicio de inteligencia del gobierno a periodistas, opositores y magistrados. Interrogado sobre estos temas, Obama apenas afirmó que privadamente “hablamos de ejecuciones extrajudiciales y de interceptaciones ilegales. Es importante que exista transparencia y el presidente lo sabe”.
Durante la rueda de prensa, el colombiano escuchó atentamente a su homólogo, mientras asentía con la cabeza y se agarraba una mano con otra, sobre todo cuando Obama le habló de reelección. “Nuestra experiencia en Estados Unidos es que dos períodos funcionan muy bien para completar el trabajo”, le decía el norteamericano antes de ilustrar con el ejemplo de George Washington quien, según él, “no sólo fue nuestro primer presidente, sino que en parte lo que lo hizo grande fue que pudo haberse quedado de por vida en el cargo, pero tomó la decisión de regresar al trabajo civil. Y eso marcó un precedente muy importante para el país”.
Directamente, Obama no dijo estar en contra de una segunda reelección presidencial en Colombia, así eso implique, una vez más, cambiar la Constitución Política o, como se sabe tras el escándalo de la conocida como Yidispolítica, que el mismo Uribe entregue prebendas –millones de pesos, embajadas, o notarías– a los congresistas para que favorezcan su nuevo mandato. “Cada país debe tomar su propia decisión, que la gente sienta una sensación de legitimidad, honor y que no es algo impuesto, que no involucra la manipulación o la represión de las voces de oposición”, concluyó el presidente de Estados Unidos. El de Colombia, para dejar claro que en el caso de sus reelecciones sus pedidos de cambiar la carta política son de “buena fe”, expresó a Obama y a la prensa que lo que le preocupa no es salir de palacio sino que su sucesor no continúe la política de seguridad democrática. Uribe agregó que “una cosa es el debate sobre la conveniencia o inconveniencia de reelegir al presidente y otra que se cuestione la solidez de las instituciones en Colombia, que son totalmente sólidas”.
De esas instituciones, aunque nadie quiso recordarlo en el encuentro de los gobiernos, la mayoría están encabezadas por un político uribista, aunque se trate de un organismo de control como la Procuraduría, o judicial como la Fiscalía. O bien, están enlodadas por dejarse infiltrar de poderes paramilitares, como la que presta el servicio de inteligencia (Das). Escasas instituciones que aún no son alcanzadas por los tentáculos poderosos del gobierno Uribe, como la Corte Suprema de Justicia, son vigiladas ilegalmente.
Temas como éste y las ejecuciones extrajudiciales del ejército colombiano a jóvenes campesinos fueron los que quisieron advertirle algunas ONG al gobierno Obama. “Tenemos serias preocupaciones acerca de la administración de Uribe en el historial y compromiso con los derechos humanos, la democracia y el imperio de la ley”, le escribió el director ejecutivo de Human Right Watch, Kenneth Roth, a Barack Obama, en una carta previa al encuentro, pero que reiteran tras el término de las reuniones entre presidentes y ministros de ambos países. “Esperamos que tenga la oportunidad de expresar al presidente Uribe la importancia de actuar en conformidad con una base democrática y los principios de derechos humanos, incluido el respeto de la separación de poderes y por el papel de la sociedad civil”.
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