Jueves, 2 de julio de 2009 | Hoy
EL MUNDO › EN SU DISCURSO DE INVESTIDURA DEFENDIó EL LIBRE MERCADO
El empresario Ricardo Martinelli asumió ayer como presidente de Panamá con una promesa que hacía tiempo no se escuchaba en la región. “Como presidente, haré todo lo que esté a mi alcance para avanzar en los ideales de una economía libre, desafiando el péndulo ideológico distinto que hay en Latinoamérica”, se comprometió el dirigente de 57 años. Lo acompañaron los principales referentes de esa línea en América latina, el presidente colombiano Alvaro Uribe y el mexicano Felipe Calderón. El mandatario hondureño Manuel Zelaya también aprovechó el encuentro para sumar apoyos regionales contra el golpe de Estado que lo derrocó el domingo pasado e instauró una dictadura cívico-militar.
Martinelli juró y recibió la banda presidencial de manos del presidente del Congreso, José Luis Varela, hermano del vicepresidente y nuevo canciller Juan Carlos Varela. Este rico empresario se convirtió en el quinto presidente panameño tras la invasión estadounidense de 1989 y sustituyó en el poder al socialdemócrata Martín Torrijos, quien culminó su mandato con un alto grado de aprobación ciudadana. Con Torrijos, Panamá emprendió la ampliación del Canal interoceánico, viga maestra de su economía, y tuvo una tasa de crecimiento de alrededor del 8 por ciento anual, redujo su pobreza de 36,7 por ciento al 28,6 por ciento y bajó su desempleo al 6 por ciento, según cifras oficiales.
Sin embargo, Martinelli ganó con el 60 por ciento por los votos y una promesa de traer transparencia al Estado. “La costumbre de que los políticos ponen sus intereses personales sobre el del pueblo se terminó. El juego de tener un gobierno gordo y un pueblo flaco ha llegado a su fin. La era de los políticos que entran limpios y salen millonarios se acabó”, declaró en su primer discurso presidencial. “En mi gobierno se puede meter la pata. Pero no se puede meter la mano”, agregó Martinelli, repitiendo una frase que ya se convirtió en un lema de su futuro gobierno.
Durante la campaña electoral, el sucesor de Torrijos prometió reformar los sistemas tributario, sanitario y educativo, erradicar la delincuencia y subir los sueldos de la policía. También se comprometió a otorgar una pensión de 100 dólares para los mayores de 70 años y propuso construir un subte en la capital. Los analistas estiman que para cumplir con todos sus proyectos necesitará al menos unos 1000 millones de dólares de ingresos adicionales a los 4400 millones que ingresan en promedio todos los años. En un contexto de crisis financiera internacional, advierten los analistas, ese pronóstico parece poco probable.
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