Sábado, 12 de febrero de 2011 | Hoy
EL MUNDO › LA REACCIóN DEL GOBIERNO Y PARTIDOS ARGENTINOS SOBRE EGIPTO
El canciller Timerman deseó “una transición democrática” y los partidos saludaron la caída de Mubarak, aunque señalaron los peligros de un gobierno militar y la dificultad de lograr un real cambio político.
Mediante un brevísimo comunicado, ayer la Cancillería expresó “el deseo del pueblo argentino de que el pueblo egipcio avance en una transición democrática en un ambiente de paz y tranquilidad, y en el marco del pleno respeto de los derechos humanos”. Para la cartera dirigida por Héctor Timerman, la transición tras la salida del presidente Hosni Mubarak debe posibilitar “el cumplimiento de la voluntad de la sociedad egipcia, manifestada en las calles en las últimas semanas”. Desde las distintas fuerzas políticas, ayer hubo coincidencia en evaluar como “muy positiva” la retirada de Mubarak, aunque muchos desconfían de que haya una salida democrática al conflicto, mientras los militares controlen el país.
“Lo más urgente es consolidar un sistema democrático y republicano en un país con setenta por ciento de la población sin trabajo”, le dijo a Página/12 la diputada Mariel Calchaquí, integrante de la Comisión de Relaciones Exteriores, quien redactó un proyecto de declaración contra el gobierno de Mubarak. La diputada fueguina aseguró que la cuestión económica en Egipto desató la cuestión política: “Fue un elemento catalizador después de tantos años de un régimen dictatorial. Además, hay cosas en este siglo y en este mundo que ya no se pueden tolerar”.
El diputado Federico Pinedo, de PRO, desconfía del futuro próximo en Egipto. “La mala noticia es que los militares están a cargo del gobierno ahora y es un país con una larga tradición de presidentes militares. No sólo Mubarak, también los ex presidentes (Gamal Abdel) Nasser y (Anwar) Sadat eran militares”, recordó Pinedo, quien además señaló: “Argentina está al frente del G-77 temporalmente. Desde este foro, en el que está Egipto, debemos promover elecciones en un plazo razonable para que sean realmente democráticas”.
El precandidato presidencial por la UCR Ricardo Alfonsín rescató ayer “la libertad y la justicia” como los valores esenciales de lo que pasó en Egipto. “Las demandas de cambio terminan siempre con aquellos gobiernos que sueñan con perpetuarse cristalizando órdenes injustas. Más tarde o más temprano, todos ellos sucumben frente a la acción de las fuerzas dinámicas de la sociedad y su ambición de progreso”, reflexionó Alfonsín en un comunicado titulado “El pueblo egipcio: entre la esperanza y el desafío”.
“Veo que después de las revueltas y las movilizaciones no hay vuelta atrás. Ahora falta capitalizar ese movimiento desde el campo popular porque todavía no se ve un proyecto de la oposición”, indicó Cecilia Merchán, diputada de Libres del Sur, sorprendida por la magnitud de las marchas y los reclamos democráticos en varios países de la región. “Lo más preocupante es la capacidad de retroalimentación que tiene la elite en Egipto, sobre todo si no aparecen alternativas a tiempo y se hacen elecciones apresuradamente”, agregó.
Consultado por este diario, el diputado Adrián Pérez, de la Coalición Cívica-ARI, confió que “el compromiso y la participación de la gente en la calle” serán la base de la construcción de la democración en Egipto. Por otro lado, el diputado opinó que el rol de Estados Unidos e Israel, aliados de Mubarak, “se debió a que ellos de alguna forma veían al gobierno de Mubarak como una especie de equilibrio en la región”. Sin embargo, Pérez aseguró que el presidente saliente violaba sistemáticamente las libertades individuales de los ciudadanos egipcios.
Lisandro Viale, nuevo jefe de bloque del socialismo en la Cámara de Diputados, opinó que la salida de Mubarak es un cambio positivo para Egipto y para la región. “En primer lugar, va a ayudar a evitar más muertos y heridos y abre el juego a la democracia y a que los egipcios resuelvan sus problemas. Era un tema que tenía en tensión a la región y al mundo”, dijo. Para Viale, la persistencia de las manifestaciones demostró que cuando el pueblo se pone firme “nada es para siempre”.
“La caída del dictador asesino es una dura derrota para Obama, para el Estado israelí y para el régimen de Arabia Saudita, que trataron de sostenerlo a toda costa. Contra todos los escépticos, es una muestra del poder de las masas movilizadas”, dijo en un comunicado Christian Castillo, dirigente nacional del Partido de los Trabajadores Socialistas. Y agregó: “Ayer fue Túnez, hoy Egipto, y seguirá mañana con Argelia, Jordania y todos los regímenes proimperialistas de Medio Oriente”.
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