Cada banco, tesoro nacional o fondo de inversión en el mundo tiene algún tipo de contacto monetario con los bonos del Tesoro de Estados Unidos. La deuda norteamericana se volvió tan sustancial que hasta amenaza superar el sistema político norteamericano. Por eso, los analistas hacen sus vaticinios acerca del desenlace de la crisis que atraviesa la economía de la potencia mundial.

Mientras la directora general del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, afirmó que “el mundo mira a Estados Unidos con aprensión, ansiedad e inquietud, pero también con esperanza”, el economista Mark Zandi, de la agencia Moody’s, consideró que las de ayer fueron buenas noticias. El 16 de mayo, Estados Unidos alcanzó su límite legal de deuda de 14,3 billones de dólares (esto es casi el 100 por ciento de su PBI) y utilizó gastos y ajustes de contabilidad para continuar operando. Estas prerrogativas finalizan mañana.

Incluso con un plan ambicioso para reducir el déficit, el panorama es bastante negro, aseguró Sebastián Mallaby, director del Centro Greenberg de Estudios Geoeconómicos. “Los recortes van a inaugurar una nueva etapa de austeridad, lo que será malo para el consumo y para el crecimiento. El dólar se reforzará frente al euro. Las perspectivas son bastante deprimentes. El alivio por el acuerdo no durará mucho”, advirtió.

Si la Casa Blanca no recibe un proyecto de ley para elevar ese límite antes de la medianoche de mañana, la superpotencia mundial perderá su capacidad de endeudarse y conocerá de cerca el padecimiento que atraviesa Grecia, Irlanda o Portugal, países que caminan al filo del default. En caso de que no pueda continuar endeudándose, el gobierno estadounidense agotará sus reservas de dinero e incumplirá con sus compromisos. De acuerdo con el anuncio de Obama, ése ya no parece ser el escenario.