Domingo, 30 de octubre de 2011 | Hoy
EL MUNDO › OPINION
Por Darío Pignotti
El cáncer de la censura. Lula fuma unos cigarros delgados de hoja, holandeses, marca Café Creme, embalados en unas cajitas metálicas de 10 unidades que pueden ser adquiridas en cualquier casa de importación a 10 dólares. Las dos veces que lo entrevisté para Página/12 –la última hace cuatro años en el Palacio del Planalto– pidió que no lo fotografiaran fumando porque consideraba que el vicio es un ejemplo inconveniente para los jóvenes, pero tan pronto los reporteros gráficos se ausentaron comienza a dar las primeras pitadas, siempre secundadas por un café.
Lula fuma de manera intermitente, luego de saborear 5 o 6 bocanadas apaga la “cigarrilla”, como la llaman en Brasil, y cada tanto la retoma utilizando un encendedor plástico de aquellos que se venden en cualquier kiosco.
Los oncólogos están prácticamente seguros de que el cáncer de laringe, que le fue diagnosticado ayer en el Hospital Sirio Libanés de San Pablo, es consecuencia de su adicción al tabaco.
Y son optimistas porque el mal fue detectado precozmente: el jueves, durante su fiesta de cumpleaños, Lula notó que su voz estaba más aguardentosa que de costumbre y decidió hacer un chequeo urgente.
Los rugidos del entonces dirigente sindical que levantó a 80.000 obreros en el estadio Vila Euclídes, en el cordón industrial de San Pablo, quedaron grabados como el inicio del fin de la dictadura, que lo encarceló pero no pudo callarlo. En los ’90, enfrentó a la gestión de Fernando Henrique Cardoso, con “la voz ronca del pueblo” –así lo mencionaba la prensa– que denunciaba las políticas neoliberales.
El jueves, más afónico que de costumbre, Lula agradeció, a través de la web, los saludos recibidos del movimiento de twitteros que denuncian el discurso único de la cadena Globo. Fueron sus últimas declaraciones antes de ser internado, el viernes, para realizar los estudios en los que se descubrió su cáncer, que si es atacado con eficacia no afectará sus cuerdas vocales, ni le quitará la voz.
Lo curioso, o no tanto, fue que Globo reprodujo parcialmente las declaraciones dadas por Lula en Internet. El mayor conglomerado mediático sudamericano censuró (sí, censuró) al ex presidente cuando convoca a luchar por la democracia informativa y evitar que algunas empresas de noticias le “llenen la cabeza” al público.
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