Viernes, 26 de julio de 2013 | Hoy
- Tapas. Con su declaración en contra de la legalización del consumo de drogas, el papa Francisco se ganó ayer la tapa de los principales medios brasileños que, en algunos casos, sacan suplementos especiales a propósito del viaje. En una de las notas de O’Globo negaban una descortesía del presidente de la Corte Suprema, Joaquim Barbosa, con la presidenta Dilma Rousseff durante su saludo protocolar con el Papa el día de su llegada. “Intercambié una discreta sonrisa con la presidenta”, explicó Barbosa en un comunicado. Dijo que el saludo público se había limitado a eso porque ya había tenido ocasión de saludarla cuando había llegado al Palacio de Gobierno.
- Oscar. El papa Francisco recibió ayer la llave de la ciudad de Río de Janeiro y bendijo las banderas de los Juegos Olímpicos. Hubo varios deportistas que participaron de la celebración en el Palacio da Cidade, entre ellos el célebre ex futbolista Zico y el ex basquetbolista Oscar Schmidt. Schmidt, quien lucha contra un cáncer, produjo el momento emotivo de la reunión cuando se arrodilló ante el Papa y se puso a llorar. Para levantar al gigante, hizo falta que el propio Papa lo ayudara.
- Vía Crucis. Desde el inicio de la semana, la avenida Atlántica de Copacabana está totalmente “tuneada” para recibir la Jornada Mundial de la Juventud. Hoy, el papa Francisco encabezará a la tarde un Vía Crucis con sus correspondientes 14 estaciones pero, claro, no estarán escenificadas de manera tradicional, sino que habrá 14 escenarios de arquitectura moderna, que en algunos casos incluirán letreros luminosos, ascensores, pasadizos secretos y demás.
- Cruz. Como última actividad de su encuentro con los jóvenes argentinos, el Papa bendijo una cruz franciscana que desde ahora comenzará a recorrer el país. “Esta cruz va ir recorriendo todas las ciudades del país, de norte a sur, sobre todo en los lugares donde más se sufre”, explicaba Lorena Chagas, de la Pastoral de la Juventud.
- Tiempo. Aunque ayer llovió de manera intermitente, de continuar el mal tiempo siembra un complicado panorama para las últimas jornadas que se celebrarán en el Campus Fidei, en Guaratiba, a unos 20 kilómetros de Río de Janeiro, donde está previsto que dos millones de fieles concurran a la misa de cierre. De acuerdo con las fotos que mostraban los medios cariocas, el campo está convertido en un verdadero lodazal que podría empeorar con la pisada de miles de personas. De esta manera, el que se había denominado como el “Woodstock de la Iglesia” puede terminar convertido en chiquero.
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