Miércoles, 19 de marzo de 2014 | Hoy
EL MUNDO › OPINIóN
Por Kim Sengupta *
Fue un día extraordinario, que cambió el mapa de Europa, y para la noche se temía que hubiera un pico de violencia tras la anexión rusa de Crimea. Es que ayer murió un oficial ucraniano en un enfrentamiento en Simferopol, apenas horas después del fuerte discurso del presidente ruso Vladimir Putin justificando su ocupación del territorio ucraniano. Hubo varios heridos y un comandante ucraniano fue capturado en una instalación militar de la capital crimea, que fue tomada por asalto por tropas con máscaras y uniformes rusos.
El premier ucraniano advirtió que “el conflicto está pasando de ser político a ser militar” y denunció que “soldados rusos comenzaron a disparar a militares ucranianos, lo que es un crimen de guerra”. Su gobierno, agregó, había autorizado el uso de armas a sus fuerzas rodeadas en sus bases de Crimea.
Pero ya anoche aparecían indicios de que los que había cometido el ataque eran separatistas de las Fuerzas de Autodefensa, recién creadas por el gobierno separatista de Crimea. Funcionarios locales denunciaron que los primeros en abrir fuego fueron “francotiradores fascistas” y que la primera víctima fue un miembro de la autodefensa. Los gobiernos ucraniano y ruso pactaron un cese del fuego hasta el sábado, buscando prevenir batallas en las bases sitiadas. Pero se teme que los incidentes ya hagan peligrar el acuerdo, con consecuencias muy peligrosas.
El discurso de Putin y la firma de los acuerdos de anexión fueron seguidos por una entusiasmada multitud en la plaza Lenin de Simferopol, que cantaba “Rusia, Rusia”. Ahí fue que escucharon al presidente ruso destacar que “no hubo ni una confrontación militar en Crimea, no hubo víctimas”. Tres horas y media después, una docena de soldados llegaron en dos vehículos sin marcas al Servicio de Navegación y Mapas de la calle Kubanskaya. Hubo dos largas ráfagas de ametralladora y varios disparos. Poco después, los soldados que estaban dentro del edificio comenzaron a llamar a los periodistas. Uno contó que un soldado ucraniano fue herido en el cuello y que estaban atrincherados en el primer piso, porque los atacantes habían entrado en el edificio y tomado prisionero al comandante. “Quieren que entreguemos las armas, pero no vamos a rendirnos”, dijo el soldado.
El herido, que fue tentativamente identificado como el capitán Valentin Fedun, fue finalmente llevado a un hospital. Su suegro contó que los atacantes habían demandado que bajaran la bandera ucraniana y se retiraran antes de empezar el ataque. Se piensa que el oficial muerto estaba fuera de la base cuando le dispararon. Su comandante, el coronel Andrei Andriushin, fue tomado prisionero y desarmado junto a sus hombres.
Las autoridades locales dieron una versión diferente. Un policía dijo que “había francotiradores tirando desde casas particulares, como una provocación. Uno de los heridos era de la autodefensa”. El presidente interino de Ucrania, Oleksander Turchynov, dijo que “queremos advertirle al presidente Putin que es personalmente responsable por esta provocación, que el gobierno de Rusia tendrá que responder ante el mundo por los crímenes que se cometen en nuestro territorio”.
* De The Independent. Especial para Página/12.
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