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La agenda de la cumbre de la Unión Europea que comenzó ayer por la noche y que terminará mañana en Barcelona está bastante ocupada por cuestiones coyunturales (el acuerdo para que Montenegro siga estando unida a Serbia, la situación en Medio Oriente y la asistencia a la Cumbre para el Desarrollo en Monterrey) y por otras programáticas, como tratar la intención de la UE de superar económicamente a Estados Unidos para el 2010. Sin embargo, los espectros de dos fantasmas, el del 11 de setiembre y el de la batalla antiglobalización en Génova, durante la cumbre del G-8, convierten a otro tema en el central: la seguridad.
Por primera vez, una cumbre mundial será vigilada por un avión de alerta temprana AWACS de la OTAN, que sobrevolará Barcelona durante el viernes y el sábado. Las Fuerzas Armadas españolas enviaron de su lado cuatro cazas F-18 y C-101, una corbeta, dos patrulleras y una sección de misiles antiaéreos Hawk, que se instalaron en el aeropuerto de Barcelona. Solamente esta unidad está compuesta de 120 militares. El ministro de Defensa español, Federico Trillo-Figueroa, dijo que la participación de las Fuerzas Armadas en el dispositivo de seguridad es “la normal para una cumbre a la que asisten 15 jefes de Estado y de Gobierno. Para eso están, supongo”, comentó el ministro, quien rehusó ofrecer detalles sobre el despliegue. “Eso no se lo cuento”, respondió a las preguntas de los periodistas.
Dentro de la cumbre, los líderes europeos discutirán cómo acelerar la integración de sus mercados financieros, abrir a la competencia de forma regulada sus mercados energéticos, revisar su estrategia para alcanzar el pleno empleo e impulsar inversiones en nuevas tecnologías y formación. Todas estas medidas figuran como pasos para llegar a superar a Estados Unidos en el 2010, pero en lo inmediato no es probable que haya modificaciones, ya que los dos principales motores de la UE, Francia y Alemania, afrontan elecciones gubernamentales este año.