EL MUNDO
La democracia regional
Por Santiago Kovadloff (*)
Esta desgraciada situación favorece a los sectores irreductibles e integristas tanto de Palestina como de Israel. Creo que revertir la violencia es de alguna manera poner fin al pensamiento excluyente en la región. Arafat ha sido derrotado por el pensamiento fundamentalista árabe. La paz es el único camino que garantiza el porvenir del mundo árabe e israelí en el marco de la globalización. Es indispensable que Palestina sea un Estado independiente, pero no sólo para los árabes, sino también para el equilibrio de la región en términos geopolíticos amplios. Por otra parte creo que Israel es la única nación con experiencia democrática en la región y que por eso su aporte en condiciones de paz está llamado a ser decisivo como fuente de un auténtico aprendizaje regional. Yo creo que aprender a convivir en esa región, en Medio Oriente, es un desafío no sólo para la relación entre los árabes y judíos sino para los árabes entre sí; y hacerlo en el marco de un proyecto democrático regional es posiblemente el proyecto que demanda más imaginación, el que implica mayores riesgos y el que abre las mayores posibilidades para esa región. La reocupación de los territorios es el resultado de todas las falencias del proyecto democrático en la región. Los territorios ocupados deben ser devueltos a un interlocutor que aspire a la construcción de un proyecto tan democrático como de aquellos sectores israelíes que bregan por la devolución de los territorios.
(*) Filósofo.