EL MUNDO › POR QUE JAVIER MARIAS
Contento consigo mismo
Por S. A.
A los 19 años publicó su primera novela, Los dominios del lobo. Hasta entonces había apuntado maneras de escritor, y Juan Benet se refería a él como “el joven Marías”, como dejando entrever su fe en el talento de aquel chico un poco extravagante. Seguramente porque era muy tímido, se peinaba el pelo muy negro y espeso con una raya en el medio, de forma que le caía como dos cortinas, ocultándole en parte la cara. Callado y nunca ausente, la gente comenzó a saber que escribía, que si alguien como Benet le había buscado un editor, debía de ser por algo. Ahora tiene 53 años, y el joven Marías es un veterano escritor. Tiene el cabello cano, y ya no lo utiliza para ocultarse de los demás. Es un escritor hecho y derecho, de una pieza, el más reconocido y admirado de los nuestros en el extranjero, lo que no le ha impedido vender cinco millones de ejemplares de sus novelas y recibir muchos de los premios internacionales que se otorgan a la verdadera literatura. Esa mezcla de reconocimiento y éxito comercial se ha dado en él con gran naturalidad y sucedió en varios países de Europa a la vez. Ahora ha salido el segundo tomo de su obra Tu rostro mañana, que lleva como subtítulo Baile y sueño, y es una novela cuyo argumento contado sucintamente puede llevarte a pensar que es un policíaco. Pero que enseguida aparece por sus páginas esa escritura de darle vueltas a las cosas, ese ir y venir, ese detener la acción para introducir largas reflexiones, o contar hechos del pasado. Es decir, todo eso a lo que nos tiene acostumbrados. En su casa de la plaza de la Villa de Madrid, llena de luz color melocotón, Javier Marías recibió El País Semanal. Casi parece el mismo de siempre, si no fuera por esas canas cada vez más evidentes y por una nueva sonrisa que le alegra la cara. Como si por fin estuviera contento consigo mismo.