EL MUNDO › ANTECEDENTES DE UNA ELECCION
La vía hacia el elegido
Por W. U.
Desde el momento en que muere el Papa y hasta que se elija su sucesor, la autoridad en la Iglesia Católica es asumida por el cardenal camarlengo, en este caso el español Eduardo Martínez Somalo. El es el encargado de convocar el Sacro Colegio Cardenalicio para reunirse en cónclave, nombre con el que se designa a la asamblea de los cardenales.
La sede del cónclave es Roma y una vez que se inicia la asamblea nadie tiene acceso a los cardenales, según se señala para que nadie interfiera en la votación. La historia cuenta que durante el interregno producido entre 1268 y 1271 que siguió a la muerte del papa Clemente IV, el entonces gobernador de Roma, Ranieri Gatti, encerró a los cardenales para obligarlos a tomar una decisión. El papa Gregorio IX acordó en 1274 en el Concilio de Lyon, que se adoptara este sistema de aislamiento durante la elección pontificia.
Aunque no existen ni se proclaman candidaturas, es sabido que hay rondas de consultas y extensos diálogos acerca de los criterios que guiarán la elección y las condiciones que debe reunir quien resulte elegido. La votación que hacen los cardenales es secreta y cada uno de ellos tiene un voto. En la primera ronda de votaciones sólo puede resultar electo aquel candidato que tenga mayoría absoluta. En la segunda ronda es suficiente con mayoría simple. No hay un término o un plazo estipulado para la elección y las rondas de votación se repiten cuantas veces sean necesarias hasta alcanzar la mayoría requerida. El cónclave no se da por terminado hasta que se haya concretado la elección.
Un cardenal es formalmente Papa sólo después que selecciona el nombre que utilizará durante su pontificado y se proclama la elección al mundo con una fumata blanca. Poco después el nuevo pontífice recibe la tiara, una triple corona que representa el poder supremo de la máxima autoridad de la Iglesia Católica.