EL MUNDO › HABLA DAVID CLARK, EX ASESOR INTERNACIONAL
DEL GOBIERNO INGLES

“La guerra contra el terrorismo fracasó”

Desde Londres

 Por Marcelo Justo

“La guerra contra el terrorismo que lanzó George W. Bush hace casi cuatro años ha fracasado. La única posibilidad de terminar con el fenómeno es buscar una salida política que prive a sus células de nuevos miembros.” Esta es la opinión de David Clark, ex asesor de política exterior del gobierno laborista de Tony Blair. En una entrevista con Página/12, Clark se refirió al impacto que los atentados tendrán sobre la política del gobierno laborista y la lucha antiterrorista.
–¿Qué enseñan los atentados del jueves en Londres?
–Está claro que la guerra contra el terrorismo está fracasando. Esto por supuesto no quiere decir que los terroristas estén ganando la partida. La posibilidad de que construyan un califato medieval panislámico es tan irrisoria hoy como hace cuatro años. Pero lo cierto es que su capacidad para llevar adelante este tipo de ataques sigue intacta. Es posible que capturemos a los responsables de este atentado, pero otros ocuparán su lugar. Está claro que esta política no está teniendo éxito.
–¿Por qué?
–La idea de la guerra contra el terrorismo se basa en conceptos anticuados. Necesita objetivos militares fijos y un enemigo identificable, es decir, necesita un Estado contra el cual combatir. Una vez que se atacó al régimen talibán que gobernaba Afganistán y era un campo de entrenamiento de los combatientes de Osama bin Laden, se intentó seguir con esa política. En vez de concentrarse en continuar hasta el final con el desmembramiento de Al Qaida, se buscó un nuevo Estado al que combatir conforme a las ideas tradicionales de guerra. De ahí la invasión a Irak. Pero Al Qaida nunca dependió de un Estado. Hoy en día esa red terrorista es una idea que mezcla ideología y metodología operativa, a la que se puede acceder fácilmente por Internet. En este sentido destruir la “infraestructura” de Al Qaida es absurdo, salvo que nos propongamos bombardear Microsoft.
–¿Cómo se combate entonces este fenómeno?
–Es necesario privar a Al Qaida de sus líneas de suministro. Mientras la organización de Bin Laden pueda seguir reclutando gente, convocándola con sus ideas, con su explotación de la causa árabe, el terrorismo no terminará. Este es un fenómeno que no surge de la nada. Requiere una comunidad que tenga una actitud permisiva en la que los insurgentes puedan organizarse y prosperar. Considero que la invasión a Afganistán era legítima porque el derecho a la autodefensa está contemplado en la carta orgánica de la ONU. Pero todo lo que sucedió después no hizo nada por granjearse la simpatía y adhesión del mundo árabe. En vez de ganarse a la opinión pública musulmana y aislar a los terroristas, se invade Irak en una aventura militar deshonesta e incompetente. Decenas de miles de iraquíes murieron a manos de los Estados Unidos, que no hacía demasiadas distinciones entre combatientes y civiles y que ni siquiera se ha preocupado por contar las bajas iraquíes. La hostilidad que han generado es tan grande que la misma CIA ha concluido que Irak podría convertirse en un terreno mucho más fértil para el terrorismo internacional que la Afganistán de los talibanes. Lo mismo pasa con el tema palestino. En vez de ofrecer un Estado viable, están presionando cada vez más para que los palestinos acepten una entidad que no será viable.
–No da la impresión de que los dos gobiernos que siguen la doctrina de la guerra contra el terrorismo, Estados Unidos y Gran Bretaña, vayan a cambiar de opinión.
–Creo que Blair es consciente del problema. En el discurso que dio al Partido Laborista inmediatamente después del 11 de septiembre, el primer ministro dijo con todas las letras que había que solucionar una serie de problemas políticos para avanzar en la lucha contra el terrorismo. El problema es que Gran Bretaña tiene una relación histórica especial con Estados Unidos que no quiere romper. Cuando hay un conflicto entre lo que Gran Bretaña quiere y lo que Estados Unidos quiere, en este país seguimos a los estadounidenses. De ahí la diferencia con algunos aliados europeos. La única manera en que puede haber un nuevo equilibrio es si Gran Bretaña rompe este vínculo y se inclina más hacia la Unión Europea.
–Por el momento no parece muy factible. ¿Qué consecuencias hay si no se cambia de política?
–Yo espero que una de las consecuencias de estos atentados sea un mayor cuestionamiento de las implicancias que tiene para Gran Bretaña la guerra contra el terrorismo. Esto podría contribuir a un cambio de política, porque me temo que si no cambiamos tendremos más de lo mismo.

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