EL MUNDO › APUNTAN A LA ILEGALIDAD DE LA VICTIMA

Ahora, la visa vencida

Por Nigel Morris, Jonathan Brown y Helen Lakey *

La policía de civil asesinó con ocho balazos al brasileño porque pensó que era un atacante suicida. La muerte de Jean Charles de Menezes, un electricista sin ninguna conexión con la campaña de bombas en Londres, ha puesto en una situación incómoda a la Policía Metropolitana y tensó las relaciones diplomáticas entre Gran Bretaña y Brasil. Los ministros también se enfrentaron a la ira anoche por declaraciones de fuentes del gobierno de que De Menezes podría haber estado viviendo ilegalmente en Gran Bretaña porque su visa de estudiante había expirado. La sugerencia fue fuertemente desmentida por la familia del asesinado.
De Menezes, de 27 años, murió en la estación de subte Stockwell el viernes, el día después de los fracasados intentos de suicidio terroristas en la red de transportes de la capital. La policía que tenía bajo vigilancia el edificio de departamentos donde él vivía, lo había rastreado desde su casa y, cuando entró a la estación, oficiales vestidos de civil le ordenaron detenerse. Le habían permitido, sin embargo –a un sospechoso terrorista suicida– tomar un ómnibus para llegar a Stockwell. La policía dice que De Menezes huyó saltando por sobre los molinetes y saltando al tren. Temiendo que su chaqueta ocultara una bomba, los oficiales le dispararon a matar.
Si hubiera estado en Gran Bretaña ilegalmente, esto le hubiera dado un motivo para correr. Pero sus amigos dicen que fue detenido hace varias semanas, como parte de una búsqueda de rutina en Brixton, y no había tratado de huir. Los testigos informaron haber escuchado unos cinco disparos, pero a una investigación, que comenzó en la corte forense de Southwark ayer, le dijeron que le habían disparado siete veces en la cabeza y una vez en el hombro.
Los detalles de su muerte surgieron cuando la Comisión de Quejas de la Policía (CQP) comenzó la investigación. Los tres oficiales involucrados no fueron suspendidos, pero han sido trasladados a tareas administrativas. Se espera que la investigación dure varios meses, con poderes totales, incluyendo referencias al Servicio Fiscal de la Corona, abierto a CQP. Su presidente, Nick Hardwick, dijo: “Comenzamos esto con las mentes abiertas, mientras buscamos la verdad, y hemos aceptado la total cooperación del servicio de la Policía Metropolitana”. Añadió: “No comenzamos con la presunción de que estamos investigando un crimen aquí. Estamos buscando la verdad”. La ira fue alimentada ayer por los informes de que De Menezes estaba en Gran Bretaña con una visa de estudiante vencida. Se supone que las afirmaciones tuvieron su origen en fuentes gubernamentales. Pero su familia insiste en que estaba en Gran Bretaña legítimamente, con una visa por cinco años; una teoría es que, como muchos brasileños, pueda haber estado viajando con un pasaporte portugués.
Jack Straw, el canciller, dijo anoche que no tenía detalles sobre la condición inmigratoria del hombre, pero añadió: “Entiendo que estaba aquí legalmente”. El Ministerio del Interior se negó a comentar el caso, pero Shami Chakrabarti, director de Liberty, dijo: “Estamos asqueados ante las sugerencias que el status inmigratorio de un hombre tiene alguna relevancia sobre el valor de su vida”. Ayer, Tony Blair dijo que sentía enormemente la muerte de De Menezes, pero remarcó que la policía estaba trabajando en circunstancias muy difíciles.
“Al mismo tiempo que expresamos nuestra pena y nuestra compasión por la muerte que ocurrió, es importante que apoyemos a la policía y le permitamos hacer la tarea que tienen que hacer para poder proteger a la gente en este país”, dijo. Jack Straw, en un conferencia de prensa conjunta con su contraparte brasileño, Celso Amorin, pidió disculpas sin reservas en nombre de Gran Bretaña anoche. Dijo: “Mi propio sentido de pérdida fue más agudo porque yo vivo en esta parte de Londres, he vivido durante más de 25 años”. Straw también dijo que un reclamo de la familia de De Menezes de compensación sería tratado “favorable y rápidamente”. En la estación Stockwell ayer, se estaba armando un santuario improvisado para el electricista muerto. Metido entre los quioscos de fruta y verdura y la cabina de fotos había una pila de flores, banderas, fotos, mensajes manuscritos y una pelota de futbol. Los objetos habían sido colocados ahí por un permanente flujo de gente, la mayoría mujeres, muchas llorando.
Tania, una mujer de mediana edad que arreglaba el santuario, dijo: “Somos todos amigos, parte de la comunidad de Stockwell. Latinoamericanos, de Brasil, Perú, Colombia, México, todos somos lo mismo. Somos todos asiáticos para la policía, porque no somos blancos. Estamos muy, muy enojados”. Carlos de Silva, de San Pablo, un camarero de 32 años, dijo: “Amo este país. Pero cuando oí que era él, pensé que algo estaba mal. ¿Cómo pueden estar los brasileños involucrados con los terroristas? Gran Bretaña nos ofrece una buena vida. En Brasil me toma 20 años para poder comprar una casa. Aquí lo logro en cinco”. Rita Luna, de 52 años, una intérprete mitad brasilera, dijo: “Para la policía nosotros los brasileños nos parecemos a los paquistaníes, los árabes y los palestinos. Ya me sentía paranoica viajando en subte, ahora tengo miedo que me dispare la policía”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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