Martes, 23 de enero de 2007 | Hoy
¿Cuál será el impacto del plan económico de Lula en la Argentina? Página/12 consultó a cuatro economistas para que evalúen las consecuencias que tendrá un mayor crecimiento del principal socio en el Mercosur. Ante el crecimiento económico brasileño se esperan mayores exportaciones argentinas y, posiblemente, el final del déficit comercial con el vecino. A continuación, las opiniones:
EDUARDO CURIA
“Si partimos de la base de que el anuncio de Lula se concretará con éxito, el plan tendrá un efecto sumamente positivo para la Argentina. Hay que tomar en cuenta que las inversiones en infraestructura tendrán un inmediato impacto en la demanda interna de Brasil, y ese hecho beneficiará a la Argentina. En la actualidad, la economía argentina se arregla sola para crecer pero, sin dudas, el plan de Lula potenciará nuestras posibilidades. En primer lugar, reforzará la balanza comercial argentina, con mayores compras por parte de nuestros socios, que necesitarán productos e insumos. Hay que tomar en cuenta que el actual rojo en el saldo comercial con Brasil se explica básicamente por el crecimiento marginal de su economía. También veremos otro matiz: que es muy posible que los empresarios brasileños, que hasta el momento veían a nuestro país como el destino final (y único) de su producción, reorienten su estrategia y se dediquen a atender el propio mercado interno. Al momento de evaluar los rubros que más se beneficiarían con el plan, en primer término mencionaría a los fabricantes de bienes de maquinaria y equipos. Esto, a su vez, tendría un efecto multiplicador sobre otros nichos, como el alimentario. Es lo que sucede cada vez que Brasil muestra claros signos de bonanza económica. La única advertencia que mencionaría tiene que ver con la actitud que adopte el Banco Central de Brasil. Como se rige por las metas de inflación, es muy probable que se tiente a subir las tasas de interés en caso de notar una presión inflacionaria, en el marco de un mayor crecimiento. De ser así, el BC frustraría el intento por volver a motorizar la economía brasileña, que viene golpeada desde hace tiempo.”
ORLANDO FERRERES
“Es una excelente noticia para la Argentina. Debemos tener en cuenta una sola cosa: con respecto a la relación con su principal vecino, no hay que dudar de que influye mucho más que ellos crezcan antes que tener un tipo de cambio alto. Desde la devaluación, y a pesar del dólar caro, la Argentina registró déficit comercial con Brasil, a pesar de la revaluación del real. Ni siquiera cambió la situación con un dólar a 3,10 reales. Cuando Brasil no crece, vende al exterior su excedente. Y eso fue lo que sufrió la Argentina en los últimos años. Salvo en el turismo, que viene siendo claramente superavitario, en el resto de los grandes rubros la Argentina mantiene déficit con Brasil a pesar del dólar a 3,10 pesos. Si ahora Lula tiene éxito en su plan, esa ecuación cambiará de signo, con el consiguiente beneficio para nuestro país. Hay que tener en cuenta que por ser nuestro socio mayor, es el que más potencial tiene para comprar productos argentinos. Un Brasil creciendo al 5 por ciento anual demandará más automóviles, en especial los de mayor calidad y envergadura, que son los modelos que empezarán a demandar los consumidores brasileños. También me imagino que habrá mayores compras de trigo y de confecciones. Del sector industrial, los ganadores serán los productores de maquinarias y equipos, los textiles y el mercado editorial. No hay que dejar de lado los alimentos, rubro que tradicionalmente abasteció a Brasil, como quesos y galletitas. En el plano de la macro, no hay que olvidarse que existe una gran elasticidad del PBI argentino cuando crece Brasil. Desde el punto de vista financiero, no descarto que el plan desemboque en una suba del dólar frente al real ya que se esperan menores exportaciones.”
MIGUEL BEIN
“El programa que presentó el gobierno brasileño ayer es el que se le reclamaba al presidente Luiz Inácio Lula da Silva desde hace dos años. Se trata básicamente de un programa que saque al país de la bajísima tasa de crecimiento económico, alrededor de un 2,2 por ciento anual. Como se preveía, Lula va a tratar de caminar una ruta más cercana al desarrollismo para poder irse como un presidente que puso a Brasil en la senda del progreso. Desde el punto de vista económico, el nuevo programa significa que la demanda en Brasil va a crecer. Se va a dar lo que los economistas llaman el efecto ingreso y que vincula las exportaciones al ritmo de crecimiento de la economía. El gasto doméstico en Brasil va a aumentar y, con él, la demanda de bienes intermedios y de insumos desde el resto del mundo. Esto va a impactar favorablemente en Argentina, estimulando las importaciones en la región y, seguramente, ayudará a disminuir el déficit comercial que existe entre los dos países. En cuanto a las inversiones, Argentina debe quedarse tranquila. El crecimiento brasileño no provocará una emigración de las inversiones, ya que la Argentina nunca desvió en aquellas originalmente destinadas para el país vecino. Desde el punto de vista político, el segundo mandato va a estar signado por una mayor sintonía con la Argentina. Los propios industriales brasileños utilizaban el modelo argentino a la hora de demandar un mayor crecimiento económico. Los planteos y las políticas heterodoxas del nuevo programa van a generar una mayor convergencia entre un gobierno como el brasileño, que hace uno o dos años atrás era el mejor amigo del FMI, y una administración como la argentina, que era vista en el mundo como uno de los principales opositores de ese organismo multilateral.”
CLAUDIO LOZANO
“Lo que estuvo demostrando el intercambio comercial con Brasil hasta ahora es una pérdida significativa de una base industrial para nuestro país. Argentina quedó en un cuadro de déficit comercial y con una absoluta especialización en productos vinculados con materias primas. Argentina debería analizar la posibilidad de lograr una estrategia que permita un salto de la sectorialización primaria que ahora mantiene con Brasil. Hasta el momento, la discusión dentro del Mercosur ha estado centrada en los temas financieros y energéticos, dejando de lado el debate sobre una mejora de la calidad de lo sectorial. El programa brasileño, en cuanto suponga una ofensiva de consolidación productiva, merecerá una estrategia de nuestra parte para acompañar este proceso sin acentuar la sectorialización actual. El crecimiento económico al que aspira el gobierno de Lula da Silva seguramente se traducirá en una ampliación de la demanda de nuestros productos. Lo que no está tan claro es si esta ampliación de la demanda será sobre los mismos productos primarios y energéticos, o si se expandirá a otros productos industriales. Para disminuir el déficit comercial actual que Argentina mantiene con Brasil, lo importante no será sólo la cantidad de bienes exportados, sino también el tipo de bienes qué se exportará. Por eso, cualquier nuevo esquema que presente Brasil nos obliga a presentar una discusión sobre cómo lograremos que el crecimiento de un socio tan importante nos beneficie. Para ello, se tendrá que discutir sí o sí en los próximos años un salto en la calidad de la especialización sectorial de los dos países. La mirada más heterodoxa que presenta este nuevo programa brasileño podría brindar mejores condiciones para una coordinación macroeconómica entre Brasil y Argentina, especialmente en temas tan necesarios para la integración regional como las políticas de redistribución del ingreso, en términos de potenciar la capacidad de consumo de toda la región.”
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