EL MUNDO › CINCO MUERTOS ERAN DE EE.UU.
La ira de George W. Bush
Mientras las familias de los cinco ciudadanos estadounidenses muertos el miércoles con la bomba en la Universidad Hebrea en Jerusalén hacían ayer el duelo, el presidente George W. Bush no ocultaba su furia, diciendo que los responsables están entre los blancos de la guerra de Estados Unidos contra el terrorismo. “Estoy tan enojado como lo está Israel ahora, estoy furioso de que se hayan perdido vidas inocentes,” le dijo Bush a los reporteros en la Casa Blanca durante una reunión con el Rey Abdalá de Jordania.
El rey le pidió a Bush que persuadiera a Israel a que abandonara los territorios ocupados, pero el presidente se enfocó en el terrorismo, expresando simpatía por aquellos que “lloran ante la muerte de sus seres queridos porque hay algún fanático que cree que acabar con vidas inocentes es positivo”. El embajador de Estados Unidos en Israel, un ex estudiante en la universidad, exigió acción de los palestinos y de los países árabes. Cinco norteamericanos y dos israelíes murieron y 80 resultaron heridos cuando una bomba, detonada por control remoto desde un celular, estalló en una atestada cafetería estudiantil.
Cuatro de las víctimas norteamericanas eran Janis Coulter de 36 años de Brooklyn; Benjamin Bluststein de 25 de Pennsylvania; Marla Bennett de 24 de San Diego; y David Gritz de 24 años. El nombre del quinto norteamericano no fue revelado. El reverendo Jesse Jackson, líder de los derechos civiles de EE.UU., abruptamente suspendió una reunión con el fundador de Hamas, Ahmed Yassin, y fue a visitar a los estudiantes heridos. “Cancelamos esa reunión por respeto hacia las víctimas y sus familias”, dijo.