EL PAíS
La increíble fortuna de la hija del riojano insolvente
Por José Natanson
La fortuna de Zulemita Menem es impresionante: incluye propiedades en Buenos Aires, La Rioja y Miami, cuentas bancarias, acciones y una interminable serie de autos, joyas y vestidos. Oficialmente, la hija del ex Presidente declaró dos años atrás un patrimonio de casi 6 millones de dólares, aunque de la confusa lista de bienes, sociedades y empresas se infiere que en realidad tiene mucho más. Sea como fuere, después de repasar la fortuna de Zulemita algo queda claro: la cuenta suiza de 600 mil dólares es, para ella, apenas un vuelto.
En su declaración ante la DGI del año 2000, la hija del ex Presidente admitió bienes por casi 6 millones de dólares, divididos del siguiente modo: 1 millón en acciones y sociedades en el exterior, 4 millones en la Argentina y el resto en propiedades compradas a través de una sociedad anónima uruguaya, Ondisur.
Su evolución patrimonial es notable: en 1996 declaró 425.916; en 1997, 1.404.997; en 1998, 2.132.550; en 1999, 3.596.100 y en 2000, 5.981.769.
Más allá de los números oficiales, no es sencillo determinar el patrimonio real de Zulemita. Algunos bienes figuran a su nombre, otros están anotados por sociedades en las que ella tiene alguna vinculación; muchos aparecen compartidos con su madre o incluso con su tío Emir. Unos cuantos figuraban a su nombre, aunque todo indica que el propietario real era su padre. La búsqueda se complica, además, por los vaivenes de la relación entre su Zulemita, sus socios y sus familiares.
Conviene empezar por las empresas. Aunque se ha desvinculado de algunas, Zulemita tuvo vinculación probada con unas cuantas firmas: la inmobiliaria Videncia SA, el negocio de venta de motos Motohouse, el de venta de autos Toyota Núñez Autos, el de compra y venta de repuestos Karte SA, y Charenn SA, dedicado a la gastronomía.
Entre las propiedades figuran la lujosa casona de la calle Esteban Echeverría, donde Menem se alojó cuando finalizó su mandato. Su precio es de unos 500 mil dólares.
El piso en el Palacio Alcorta, donde vive cuando se encuentra en Buenos Aires, costó 250 mil dólares, y Zulemita invirtió 400 mil en remodelarlo: entre otros lujos, instaló un sistema que permite manejar a través de un control remoto el agua, la luz, la calefacción y las cortinas.
En Anillaco, Zulemita es dueña de La Rosadita, la casa donde se alojaba su padre hasta que decidió casarse con Cecilia Bolocco. Su valor ronda los 500 mil dólares si se incluyen los muebles y pinturas.
Pero su pasión no son las casas. Igual que James Bond, el verdadero amor de la joven son los autos, cuanto más lujosos mejor. En 2001, en el registro automotor figuraban a su nombre un Suzuki Vitara 3 puertas; un Mazda cupé 2 puertas, una Isuzu todoterreno Rodeo y un Twingo. Además, tres autos importados –Honda y Yamaha– aparecían a nombre de la empresa Motohouse; tres camionetas Toyota doble cabina, dos Ford Transit, un Megane cupé, un Scort y un Clío están anotados a nombre de Scatter, otra de las empresas atribuidas a Zulemita. La firma Núñez Autos tenía en ese momento un Mercedes SLK 230, un Clío Sport, un Peugeot 605 y seis camionetas Toyota. Un BMW figuraba a nombre de la Fundación Carlos Menem Jr., de la que la joven supo ser titular. Nunca declaró como propio el yate que sus mucamos ucranianos limpiaban todas las semanas.
Igual que Antonito de la Rúa, Zulemita pasa varios meses al año en Miami. Allí se mueve en una camioneta 4X4 BMW, valuada en 74 mil dólares, y se aloja en un departamento carísimo en el edificio Majestic, ubicado muy cerca de las tiendas de Bal Harbour, donde mitiga sus angustias a puro shopping: le gustan sobre todo el Aventura Mall y el Dadeland.
A la lista habría que sumarle un increíble guardarropa, lleno de prendas Gucci, Armani y Versace. Sus amigas han dicho que tiene ochenta joyas Bulgari y unos 20 relojes Cartier. Poco tiempo atrás, Zulemita comprójunto a Claudia Maradona la última colección completa de Louis Vuitton, cuyas carteras no bajan de los mil dólares cada una.
Se podrían agregar otros gastos –los pasajes en primera, los almuerzos en Carpaccio de Miami o en los restaurantes más caros de Buenos Aires– para redondear un estilo de vida digno de una princesa. Aunque es muy complicado llegar a un número concreto, la interminable lista de empresas, sociedades, propiedades y gastos permiten hacerse una idea sobre su verdadera fortuna.
Zulemita vive sin preocuparse por justificar su patrimonio. Pocas veces se toma el trabajo, y cuando lo intenta sólo logra aumentar las sospechas. La última vez que le preguntaron por su fortuna, la hija del ex Presidente respondió: “Heredé el negocio de mi hermano y gracias a Dios tengo muchas empresas que me apoyaron. ¿Por qué no tengo derecho a que me haya ido bien? Mi patrimonio está absolutamente claro?”, aseguró.