Martes, 7 de agosto de 2007 | Hoy
EL MUNDO › OPINION
Por Robert Fisk *
desde Beirut
Lo hicieron nuevamente. Una vez más, los árabes han obedecido a la democracia y votaron al hombre equivocado. De la misma manera que los palestinos votaron por Hamas cuando debían haber votado por la Autoridad Palestina de Mahmud Abbas, los cristianos maronitas del Líbano votaron por un hombre opuesto al gobierno de Fouad Siniora en Beirut. Camille Khoury –con un fuerte voto del partido Armanio Tashnad– ganó por 418 votos la banca que pertenecía a Pierre Gemayel, asesinado en noviembre pasado por hombres armados que supuestamente trabajaban para las fuerzas de seguridad sirias.
El resultado fue un golpe asombroso para el gobierno del Líbano apoyado por Estados Unidos y permitió que un aliado de Hezbolá, el ex general Michel Aoun, declarara “no me pueden vencer”. Aoun es un candidato para las elecciones presidenciales de finales de este año. Es verdad, la cantidad de votos muestra un enorme apoyo a Amin, padre de Pierre Gemayel –él mismo un ex presidente– que se presentaba para la banca parlamentaria de su hijo asesinado. Aunque era un líder débil y fastidioso –Amin estuvo en visita de Estado en Damasco para recementar los lazos “fraternos” después de la retirada israelí del Líbano– demostró ser un hombre valiente después del asesinato de su hijo, llamando a los libaneses a apoyar al gobierno en lugar de someterse otra vez a la dominación de Siria.
El puntaje de Khoury en las colinas Metn sobre Beirut –y una conquista de 418 sobre 79.000 votos no es una aplastante victoria política– marca las divisiones entre los cristianos del Líbano que tradicionalmente han luchado entre sí –más que con sus más obvios enemigos– a través de la historia del Líbano. Los cruzados luchaban entre sí en Tyre cuando Saladin estaba en la puertas de la ciudad; en 1990, el mismo ejército de Aoun luchó contra la milicia Falangista Cristiana mientras estaba tratando de defenderse de los sirios. Perdieron ambas batallas.
Pierre, el padre de Amin y abuelo del miembro del Parlamento asesinado en noviembre pasado, fundó la Falange en 1936 después de haberse inspirado en los nazis durante los Juegos Olímpicos de Berlín. “Pensé que el Líbano necesitaba algo de este orden”, me admitió poco antes de su muerte; la Falange original usaba camisas marrones y saludaba como Hitler. Pero se había convertido en un partido de derecha neo-respetable para 1982, cuando estaban entusiastamente apoyados por el ejército invasor israelí que esperaba que el hermano de Amin, Bashir, pudiera ser electo presidente. Pero Bashir resultó ser menos pro-israelí que lo que el entonces ministro de Defensa Ariel Sharon esperaba y fue asesinado en un ataque con bomba poco antes de asumir.
El viejo Pierre de la fama olímpica hace mucho que murió –no recordaba su propia edad la última vez que hablé con él– y el hermano y el hijo de Amin ambos fueron asesinados. Para el gobierno, hubo ayer una luz electoral: la victoria de Mohamed Itani en Beirut, un musulmán sunnita que ganó el 85 por ciento de los votos para la banca de Walid Eido que también murió por una bomba en junio. Uno comienza a preguntarse, en el Líbano, si los resultados de las elecciones son más sorprendentes que los medios con los que son liquidados los miembros del Parlamento.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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