Si bien su nombre no era conocido hasta que fue secuestrado por segunda vez, Juan Puthod transformó en militancia su supervivencia a los tormentos que sufrió durante la dictadura. Por eso ya había dado su testimonio en la megacausa por los crímenes cometidos en el centro clandestino de Campo de Mayo y estaba dispuesto a seguir declarando como testigo en otras causas. De hecho, está citado en la investigación del caso del joven Mario Oscar Paluci, desaparecido en Zárate en 1976. Por otra parte, la pesquisa sobre su propio secuestro quedó ayer empantanada porque la Justicia federal rechazó el caso que le había enviado el fiscal de Campana, Martín Zocca.

El viernes pasado este funcionario mandó el expediente al juzgado federal 2 de San Martín, a cargo de Alberto Suares Araujo, pero como el magistrado está de licencia intervino el juez federal de Tres de Febrero Juan Manuel Culotta. El rechazo a que el caso Puthod pase al fuero federal, firmado por Culotta, se basó en que la investigación no avanzó lo suficiente como para tener elementos que lo justifiquen. Según habría argumentado en su escrito, de la declaración de Puthod no surgiría que hubiera recibido una amenaza concreta, no le exigieron que haga o deje de hacer algo como ocurre en los casos de secuestros extorsivos. El magistrado no tuvo en cuenta las implicancias institucionales y políticas del secuestro de Puthod y le devolvió el caso a Zocca.

Mario Paluci era alumno del Colegio Nacional de Zárate, tenía 17 años y cursaba el último año. Su otra actividad era la militancia en un grupo católico de base en la parroquia Nuestra Señora del Carmen, con el cura Jorge Breazú, y tenía vínculos con el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). El 8 de diciembre de 1976 fue secuestrado de su casa, en la calle Pintos de Zárate, por un grupo de personas de civil encapuchadas que, según sus padres, dijeron pertenecer a Coordinación Federal. Una semana antes otro grupo había entrado a la vivienda, con uniformes del Ejército, aunque sin llevarse nada ni detener a nadie. En el segundo procedimiento la madre de Mario reconoció a uno de los que habían estado la semana anterior. Tres días después del secuestro de Mario se llevaron a otros tres militantes de la Iglesia Nuestra Señora del Carmen, que luego fueron liberados, y uno de ellos dijo haber visto al joven en el Arsenal Naval de Zárate.

La investigación sobre Paluci –legajo Conadep 6254– es impulsada por el fiscal federal de San Nicolás, Juan Patricio Murray, y es una de las causas acumuladas al expediente “Di Pascua” que reúne más de 150 hechos de desaparición forzada de persona. Estos casos están activos, en el juzgado de Carlos Villafuerte Ruzo, y se encuentran “en plena etapa de recepción de declaraciones testimoniales”, aunque todavía por el caso Paluci no hay imputados, según refirió a Página/12 una fuente judicial. En este contexto, Puthod estaba citado para declarar el 19 de marzo, pero pidió una postergación porque en ese momento estaba convaleciente tras una internación por sus problemas cardíacos. Fue llamado por el fiscal porque la madre de Paluci lo mencionó como un posible testigo que podría aportar datos sobre el paso de su hijo por algún campo de exterminio. Su esposa, Graciela Lencina, también fue convocada para declarar por otros casos. Este diario quiso saber si el secuestro de Puthod, que preside la Casa de la Memoria de Zárate, pudo haber tenido relación con este caso. La fuente indicó que es más posible que se vincule a las indagaciones de Puthod y sus compañeros por los campos cercanos al sitio donde fueron asesinados Osvaldo Cambiasso y Eduardo Pereira Rossi. Murray evalúa fijar una nueva fecha para estas declaraciones. Es que, a pesar de la reciente intimidación que sufrió, Puthod aseguró que no abandonará la búsqueda de verdad y justicia.