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Adolfo Rodríguez Saá se reunió en la quinta de Oraldo Britos, en Ingeniero Maschwitz, con unos veinte dirigentes del PJ bonaerense –unos cuantos intendentes, varios legisladores– para terminar de organizar la “marcha de los sueños” que recorrerá el conurbano a partir del miércoles. En la cena del viernes el precandidato supervisó los detalles de organización, para evitar que se repitan los contratiempos que sufrió en Mendoza, donde la caravana no tuvo el marco esperado y soportó insultos. Varios de los presentes –entre ellos el intendente de Merlo, Raúl Othacehé– contaron que recibieron presiones del Gobierno desde que hicieron público su alineamiento con Rodríguez Saá.
Rodríguez Saá llegó a la quinta cerca de las nueve, acompañado por dos de sus operadores favoritos, el legislador porteño Enrique Rodríguez y el jefe de gabinete de campaña Luis “Bobby” Lusquiños. En casa de Britos –viejo conocido desde los años 80– lo esperaban el dueño de casa, Othacehé y esposa, la diputada Mónica Arnaldi, los intendentes de Campana, Mercedes, Suipacha, Marcos Paz, Las Heras e Ituzaingó. En la comida, los bonaerenses informaron cómo van a “acompañar” la marcha que recorrerá el Norte y Oeste del Conurbano, desde La Cava (San Isidro) hasta la basílica de Luján. El puntano escuchó atento, porque no quiere sufrir otro papelón como el de Mendoza, donde en algunas localidades la caravana pasó sin pena ni gloria y hasta despertó cuestionamientos. Los intendentes ofrecieron organizar actos en Mercedes, Campana y Merlo.
Los jefes comunales aprovecharon para hacer catarsis y lamentarse por la situación social en sus municipios. “Nos están recortando la coparticipación, todo llega más lento y cada día tenemos más problemas”, se quejó uno que atribuyó todo a “presiones” del Gobierno. El apriete, dijeron, se debe al éxodo de ex referentes duhaldistas que se sumaron al proyecto de Rodríguez Saá, lo que despertó el enojo de Eduardo Duhalde. De todas formas, en el entorno del puntano no descartan una tregua con el Ejecutivo.