Manolo Quindimil se vanagloriaba de no haber tomado un día de vacaciones en sus casi 30 años de intendente. Decía que había viajado al exterior solamente una vez, para participar de un homenaje que hicieron a Juan Perón en el Uruguay. Su virtud era dedicarle tiempo completo a la intendencia y, en el ocaso de su vida, cuando ya había perdido las elecciones, aseguraba que un día volvería a ocupar ese lugar. Hablaba del despacho del 4º piso de la Municipalidad de Lanús como de algo que le perteneciera por derecho natural. Fundador del primer peronismo, viejo socio político del “Lobo” Augusto Vandor y de Lorenzo Miguel, amigo de Herminio Iglesias, era una de las momias sagradas del PJ, parte de la camada de los que conocieron a Evita y tuvieron trato con Perón. Y era también algo más, ya que su mérito fue sobrevivir a la caída de todos los jefes del peronismo bonaerense para ganar ocho veces la intendencia. Murió ayer, de un cáncer de pulmón, a los 84 años.

Manuel Quindimil estaba internado en la Clínica Estrada, de Lanús, donde en los últimos tiempos había sido sometido a varias operaciones para tratar su enfermedad. Por el velatorio (salón Hugo del Carril de la municipalidad, Hipólito Yrigoyen 3863, hasta las 11 de hoy), ayer desfilaron dirigentes y figuras del PJ. “Fue alguien con una inteligencia enorme”, dijo el apoderado del justicialismo bonaerense, Jorge Landau, quien recordó que el dirigente fue uno de los que estuvieron en la Plaza de Mayo aquel 17 de octubre para pedir por la liberación de Perón.

Hijo de inmigrantes españoles, en el ’45 Quindimil era un joven obrero del frigorífico Wilson. Ahí comenzó su carrera política, como delegado gremial; luego de la llegada de Perón al poder, en 1948, el justicialismo lo comisionó con un cargo en la Municipalidad de Lanús. Fue inspector de Abastecimientos, jefe de Compras, jefe de Archivo, jefe de Inspección General y finalmente lo designaron delegado municipal de Valentín Alsina. El golpe del ’55 lo sacó de la intendencia.

De vuelta al frigorífico, se sumó a la Resistencia. Su vínculo con Perón, sin embargo, se haría fuerte recién en los ’70, cuando viajó a España a conocerlo junto con Lorenzo Miguel. Para ese entonces, Quindimil ya tenía una historia política ligada a la UOM y una amistad estrecha con Augusto Vandor, Lorenzo Miguel y Herminio Iglesias. Más tarde se haría cercano a Isabelita, a quien iba a visitar una vez por semana mientras estuvo detenida a disposición de los militares. En agradecimiento y antes de exiliarse, ella le regaló muchas de las pertenencias de Perón, entre ellas su espada.

En el ’73 se alineó con Victorio Calabró. Fue el año en que ganaría su primera elección como intendente de Lanús. Con el golpe de Estado del ’76 fue nuevamente depuesto, pero tras el final de la dictadura fue electo en el mismo cargo, y reelecto nuevamente en los comicios de los años 1987, 1991, 1995, 1999 y 2003. Quindimil apostaba a ganador: estuvo con Antonio Cafiero, luego con Carlos Menem, más tarde con Eduardo Duhalde e incluso hizo un corto acercamiento hacia Néstor Kirchner, al que alguna vez había calificado de “montonero”, pero de quien luego dijo que era “como un hijo” para él.

Sin embargo, en la campaña de 2005 se alejó del kirchnerismo y apoyó la candidatura de Hilda “Chiche” Duhalde, que competía a senadora contra Cristina Kirchner. Eso cambió su suerte: en las elecciones del 2007 perdió el municipio a manos de un rival K, Darío Díaz Pérez, actual intendente de Lanús. Quindimil nunca se hizo a la idea de la derrota y acusaba al gobierno nacional de haberle hecho perder la elección demorando las obras públicas de su localidad.

En su vida personal, Quindimil había vivido una tragedia familiar con el suicidio de su hija menor, que se quitó la vida luego de que el esposo también lo hiciera. El dirigente tuvo tres hijas, cinco nietos y dos bisnietos. Vivía con una de sus nietas en su casa de Lanús, ubicada frente a la vivienda donde había nacido el 24 de diciembre de 1923.